Santiago.- Hoy a la media noche, los relojes deberán retrasarse una hora, ya que se inicia el horario de invierno en todo Chile, el que se mantendrá por un período de cuatro meses, hasta el 1 de septiembre del presente año y se espera que se mantenga este plan piloto, por los próximos años.
De esta manera, cuando sean las 24 horas, los relojes deberán reajustarse a las 23, lo cual será muy bien aprovechado por quienes deseen disfrutar de una hora más de sábado o bien 60 minutos más para descansar.
Esta distribución horaria de temporada, se aplica por segundo año consecutivo, revirtiendo el esquema tradicional que se aplicaba de siete meses de horario de verano y cinco de horario de invierno, los que se realizaron hasta 2010.
Uno de los objetivos fundamentales que se busca privilegiar con este plan piloto, es el aprovechamiento de la luz natural, postergando el cambio de hora, en 49 días, lo cual tradicionalmente se aplicaba el primer sábado de marzo.
La nueva configuración de los horarios establece un sistema de cuatro meses de horario de invierno y de ocho meses de mantención del horario de verano, lo cual repercute directamente en el ahorro energético, gracias a la utilización de la luz día.
En este sentido, los cambios que se notarán en el resto del país será que amanecerá y oscurecerá más temprano, lo que en la Región de Magallanes sólo produce trastornos físicos y sicológicos, pero en tema energético está comprobado que no tiene ningún efecto de ahorro.
En este sentido, la sicóloga Evelyn Gómez, expresó acerca de los trastornos que se pueden presentar en el organismo, producto del cambio de hora, que “puede afectar en forma relativa la salud de las personas y el biorritmo natural, asimismo el estado de ánimo en una población como la de Punta Arenas, que posee uno de los más altos índices de depresión”.
A esto agregó la profesional que “en general hay distintos efectos, pero estacionarias, como por ejemplo, sentir más sueño de lo normal, pero también puede afectar a los estados multifactoriales, que se basan en varios factores, como la depresión; esto porque el cambio de horario no se hace porque el cuerpo lo necesite, sino por un tema gubernamental”.
Para finalizar, Gómez agregó que el organismo demora entre una y dos semanas en adaptarse a los cambios y trastornos que se experimentan ante los nuevos horarios.
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