Collipulli.- (Ricardo Troncoso) Sin lugar a dudas la región de la Araucanía esta bañada de verde y de alguno que otro rió de cristalinas aguas de los pocos que están quedando. Lo cristalino del agua se ha transformado en un café oscuro son los residuos orgánicos de la ciudad. El verde que desde siempre ha acompañado el paisaje se ha convertido en el más duro vil y cruel capitalismo, el verde que vemos no es tan solo un color son plantaciones de pinos eucaliptos y a lo lejos se ve la pequeña siembra de trigo. ¿Que es lo que diría Manuel Bunster? me lo pregunto al ver que en 2010 la región que hizo surgir como un gran granero se esta viniendo abajo por el mezquino interés, por el deseo a dinero que es lo que desde siempre ha corrompido a todas las sociedades.
Me detengo en el verde del pino que es el cambio físico que han sufrido las tierras de la Frontera eso es lo que alcanzamos a ver pero junto con ello también la forma de vida ha cambiado las empresas forestales claramente son una fuente de empleo. Por temporadas claro esta y en verano las dueñas de casa se van a los fundos a cosechar arándonos manzanas y estas cositas que son tan ricas como es que se llaman? Cerezas.
Y seria todo el trabajo. La región progresa a pasos agigantados en temas urbanos sino solo darse una vuelta por Collipulli las calles que hasta hace algunos años atrás eran polvorientas avenidas hoy están adornadas con un fabuloso cemento ahora ultimo asfalto que es más barato según entiendo las soluciones habitacionales que en los años 90 eran tan desconocidas en la actualidad son todo un vox populi ya no hay más terreno para poner más casas y tampoco para plantar mas árboles y los mapuches siguen en su incansable revueltas los indios como dice la gente “culta”.
Pero como lo dije antes y repito con respecto a los empleos son trabajos de temporada en donde la fuerza más utilizada es la masculina mientras tanto las mujeres solo deben quedarse esperando a que llegue el hombre de la casa, tenerle la cazuela de cogote de pollo bien calientita y si tiene mucha sal golpes recibe en compensación luego sale de su casa cobra su sueldo pasa al supermercado y hay compra 2 tarros de jurel 1 paquete de fideos y una pomarola se va a la cantina que esta en la esquina luego a casa y así en forma casi interminable es como sigue este relato a tal punto ha llegado la situación que en Collipulli ciudad en la cual vivo la mitad de su población esta con problemas de depresión el 50% de las mujeres de entre 25 a 40 años padece esta enfermedad malvada que es más letal que el mismísimo VIH cuando la situación escapa al control medico la solución es la que en 1890 construyo el presidente Balmaceda para unir la frontera con el sur puente abajo se lanzan un numero no menor de mujeres de estas tierras coloradas intentando encontrar respuestas a los golpes tratando de entender que ella no fue la culpable de ese embarazo del que le hecha toda la culpa su marido, huyendo de los problemas de esta vida terrenal atraída por el paraíso de el que predican los pastores evangélicos.
Basta solo decir que a pesar de tener una economía solida con muchísimo cobre en el norte y muchos árboles y pescados acá en el sur, a pesar de todos lo recursos que como nación tenemos nadie se a preocupado de temas tan importantes como son satisfacer las necesidades culturales educacionales satisfacer las necesidades primarias las del corazón y la mente y deja por un rato de pensar en el dinero y el dinero y entender también que los indios no son indios son Mapuches y que a pesar de que Megavision diga que somos una región sin dios ni ley el pueblo mapuche es mucho más culto y educado y tiene la valentía para poder reclamar ante las injusticias de un sistema que no le es beneficioso a nadie perdón a casi nadie.
Salgamos por un momento de nuestro individualismo diario y no permitamos seguir siendo del tercer mundo que esta más que claro que aun existe y ahora a escuchar a Oasis con la canción de la película efecto mariposa (1) y si es posible cambiar y salir de este hoyo en el que como sociedad nos hayamos inmersos.
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