Santiago.- (Francisco Artaza)Entre las ocho de la noche del martes pasado y hasta pasadas las cinco de la madrugada del miércoles, el Presidente Evo Morales y cuatro de sus colaboradores estuvieron encerrados en el despacho presidencial del segundo piso de Palacio Quemado, en La Paz. En el encuentro debatieron y redactaron el discurso que el mandatario leería sólo horas más tarde, en la Plaza Abaroa, con motivo de la celebración del Día del Mar, y con el cual Bolivia golpeó el tablero de la negociación con Chile: anunció que recurrirán a instancias internacionales para alcanzar una salida soberana al mar.
La reunión en el palacio presidencial se inició poco después de que terminara el desfile militar, en la antesala a los actos del Día del Mar. Asistieron el Vicepresidente, Alvaro García Linera; el canciller, David Choquehuanca; el presidente de la Cámara de Diputados, el abogado Héctor Arce, y el viceministro de Coordinación Gubernamental, Wilfredo Chávez.
El debate fue largo e intenso, asegura un viceministro del gobierno boliviano. La posición más dura la sustentó García Linera, quien planteó que no se podía seguir esperando más de las negociaciones con Chile y se debía tomar la decisión de ir a los tribunales internacionales. El vicepresidente no estaba solo. Arce y Chávez, cercanos a él, eran firmes partidarios de dar un golpe de timón.
La postura de Choquehuanca fue distinta. De acuerdo a una fuente de la Cancillería paceña, el ministro realizó denodados esfuerzos por mantener el diálogo bilateral con Chile. Sus argumentos, sin embargo, no fueron suficientes: no contaba con propuestas concretas de La Moneda para exhibir en el tema marítimo.
"Lo que se hizo fue un análisis frío de las fortalezas y debilidades que tenían para Chile y Bolivia, lo que se ha logrado con la agenda de 13 puntos durante estos cinco años. La conclusión a la que se llegó es que mientras para Chile era una fortaleza el mantener el diálogo sin alcazar resultados, para Bolivia y el gobierno de Evo era una debilidad el no tener nada que mostrar en el tema marítimo", señaló un viceministro de Palacio Quemado. Durante la reunión, en tanto, los elementos jurídicos que sustentan el reclamo boliviano quedaron a cargo del viceministro Chávez, un abogado especialista en derecho administrativo.
Los factores que estuvieron sobre la mesa la madrugada del miércoles no explican del todo el trasfondo de la decisión del gobierno. Según miembros del gabinete y analistas bolivianos, en el debate que se produjo esta semana en Palacio Quemado quedaron en evidencia las pugnas que existen entre García Linera y Choquehuanca, los hombres fuertes del gabinete y represententes de las "dos almas" que luchan en el gobierno.
Con la aprobación de la nueva Constitución, García Linera, un matemático e intelectual marxista que estuvo cinco años preso por actividades guerrilleras, sumó una extensa lista de atribuciones y facultades políticas: puede intervenir en política exterior, políticas económicas y sociales. No sólo eso. También ha estado detrás de la designación de los viceministros de casi todas las carteras. El único que ha resistido esa intevención es Choquehuanca, un cercano del Presidente.
En el gobierno boliviano recuerdan que a mediados de 2009, durante una reunión de gabinete, el mandatario relató una conversación con uno de sus homólogos sudamericanos. Según Morales, su interlocutor le preguntó si tenía una alguna idea de quién podría sucederlo en el Palacio Quemado, y él contó que su respuesta fue Choquehuanca. El nombre del canciller también está circulando en diversos sectores del oficialismo como eventual candiato a la vicepresidencia, en reemplazo de García Linera, en caso de que Evo decida repostular.
Al interior del MAS, el partido de gobierno, señalan que en las lógicas políticas del entorno de García Linera se ha instalado la idea de que el canciller se ha convertido en su "rival".
Dentro del gobierno boliviano, el vicepresidente es el artífice de un modelo que pretende construir "un Estado nacional popular". Para ello ha levantado en los últimos años un proyecto modernizador, más cercano a un Estado benefactor que a las tesis marxistas. En esta corriente lo apoyan el ministro del interior, Sacha Llorenti; el presidente de la Cámara de Diputados, Héctor Arce, y los ministros del área económica y de planificación.
Este modelo, sin embargo, ha terminado por reducir la influencia de los movimientos sociales. Hoy, el único indígena dentro del gabinete de Morales es Choquehuanca. El canciller representa las posiciones de estos grupos y es habitual que frente a medidas económicas o a políticas sociales del gobierno que son resistidas por las agrupaciones indígenas comente esa sensibilidad con Morales.
La pugna se acentuó en los últimos meses. Tres de las principales organizaciones indígenas y campesinas de La Paz, Potosí y Oruro anunciaron el inicio del proceso de recolección de firmas para exigir un referéndum revocatorio de García Linera como vicepresidente. Los mismos grupos forman parte del Pacto Unidad, que la próxima semana analizará en Santa Cruz "reencausar la condución del gobierno".
Para varios analistas, es este cuadro el que precisamente movió a García Linera para impulsar a Morales dar el golpe de timón frente a La Moneda en el tema marítimo. En la Cancillería boliviana creen que el vicepresidente pretende sacar el tema de manos de Choquehuanca y trasladarlo al palacio de gobierno.
La disputa al interior del gobierno está centrada ahora en quién estará a cargo de la Dirección de Reivindicación Marítima, que deberá crearse esta semana y cuya misión será definir la estrategia para demandar una salida soberana al mar en los tribunales internacionales. Choquehuanca remarcó el jueves que esta unidad estará bajo dependencia de RREE. El tema, sin embargo, aún está por definirse: el vicepresidente y el ministro ya le habrían insinuado algunos nombres a Morales.
Las diferencias han escalado también en la esfera pública. El viernes pasado, a primera hora de la mañana, García Linera convocó a los medios de comunicación a una conferencia a las 10.30, para exponer sus puntos de vista sobre el tema del mar y apelar a los bolivianos a unirse en torno a esta iniciativa. Cinco minutos antes de que comenzara, de manera sorpresiva, Choquehuanca citó los periodistas y anunció que Morales había convocado a las organizaciones sociales, indígenas y campesinas para informarles la nueva estrategia en el tema marítimo.
La decisión de Morales fue rechazada por Piñera e instaló un debate entre políticos y analistas bolivianos respecto a los factores que llevaron al giro del presidente paceño. Algunos de ellos, como Jorge Lazarte, aludieron a la presión que supone el proceso de "erosión" de su base electoral. Se trata de los grupos campesinos, indígenas y sociales que lo llevaron al poder, y que hoy le están exigiendo el cumplimiento de sus promesas y expectativas que levantó al asumir.
Con el inesperado discurso del Día del Mar y la idea de recurrir a los tribunales internacionales, dicen analistas y algunos políticos bolivianos, Palacio Quemado retomó esta semana la agenda y apostó por realinear a los movimientos sociales nuevamente tras el gobierno.
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