Santiago.- Frente a la ya incontrolable proliferación de las llamadas máquinas de azar y destreza, tragamonedas, cascadas de monedas y un cuanto hay de artefactos que solo buscan tranzar dinero fácil. Solo nos queda hacer patente esta realidad que a muchos chilenos en todo el país - y a victorienses en lo particular- literalmente los tienen sumidos en el juego de las apuestas. Hemos comprobado que barrios enteros poco a poco se han ido convirtiendo en verdaderos casinos vecinales y por ende el vicio por apostar va en alarmante aumento. Del mismo modo se sabe que dueñas de casas han llegado a apostar todo el dinero, que manejan para la subsistencia familiar durante todo el mes. Cada vez los negocios y almacenes prodigan espacios para la instalación de máquinas tragamonedas, las que se escudan en la figura de la “habilidad y destreza”. Los jóvenes y niños se desviven pidiendo o consiguiendo monedas para correr a realizar apuestas, esperanzados en multiplicar las ganancias y de ahí saltar a otros vicios como el alcoholismo y las drogas.
Para nadie es un misterio que esto está ocurriendo en todo el país. Al parecer esta nueva y fácil manera de hacer dinero, se les escapó a nuestras autoridades. En Victoria -hace un par de meses- era difícil toparse con estos seudo casinos, pero hoy en distintos sectores de la comuna vemos como poco a poco este tipo de negocios se va multiplicando desmedidamente. Los vecinos se han encargado de hacernos patente tal aseveración, puesto que son ellos mismos quienes ven como niños de corta edad literalmente “viven” en los consignados locales. No es difícil entonces comprobar el alto ausentismo escolar. El desapego a la familia. La vagancia. Por otra parte el ver que madres y dueñas de casas no escapan ni pueden escapar a la tentación de las apuestas. Nos parece alarmante y muy decidor. Con todo esto creemos que estamos equivocando el rumbo.
Por el contrario siempre hablamos de las buenas costumbres. Del respeto y valor a la familia. El apego a las cualidades humanas. A la educación y tantos otros preceptos a favor del trabajo, del sacrificio, del dinero bien habido, etc. Sabemos que el ánimo de las apuestas debe y está normado. No nos oponemos a ello, pero el permitir que se instalen micro casinos por doquier.
Nos parece una señal inequívoca de que algo no está bien. Por tanto consideramos desde ya que el tema vuelva a ser revisado y por sobre todo normado. Ello debe considerar y especificar claramente si estamos hablando de verdadera “habilidad y/o destreza” o simplemente lucro a favor de los fabricantes de este tipo de artefactos, que a muchas familias ya tiene de cabezas, ya que no son pocos los quiebres que se han producido al interior del seno familiar por culpa de los nuevos tahúres, que poco a poco están aflorando a partir de los llamados nuevos “casinos vecinales” o “micro casinos” que van ganando cada vez -y sin control alguno- más espacios, provocando que día a día los apostadores de toda edad también se multipliquen con las misma celeridad.
Si el problema aún no ha sido abordado en propiedad por el Gobierno, no es menos viable que este sí sea regulado por el propio gobierno comunal. La situación se transformará en un verdadero cáncer -o si ya no lo es- si no se le prodiga el necesario y amplio tratamiento y posterior remedio a una enfermedad que lejos de mitigarse se va ramificando -no solo en las ciudades y pueblos- sino que en la verdadera forma en que se debe ganar dinero y/o divertirse a través del mismo. Por tanto no solo condenamos sino que advertimos desde ya el creciente escenario, que se está constituyendo en un mal innecesario para nuestra sociedad.
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