domingo, 17 de agosto de 2008
A gimnasio lleno celebraron su día los niños de Lonquimay "Por cuarto año consecutivo la Oficina Municipal de la Mujer organiza este especial día".
LONQUIMAY (Miguel Millán Leiva).- Ni el frío, ni la tenue lluvia que se dejaba caer a esa hora en Lonquimay, pudo impedir una nueva celebración del Día del Niño. Un gimnasio absolutamente lleno, que puso calidez a la fría tarde cordillerana, disfrutó de un espectáculo de payasos, juegos y regalos, donde principalmente los más pequeños disfrutaron con todo este espacio dedicado a ellos.
Por cuarto año consecutivo este día es organizado por la Oficina Municipal de la Mujer cuya coordinadora a Honores es la Sra. Jacqueline Manríquez, quien junto a la Secretaria Juanita Valdés y funcionarias del Municipio se esmeraron para entregar un día inolvidable a todos los pequeños. Regalos, golosinas, con una novedosa escenografía hecha con globos que representaba una araucaria y por sobre todo muchas risas que caracterizaron la tarde del pasado Domingo, donde muchas caritas entumecidas, paulatinamente se fueron iluminando al son de un entretenido espectáculo que tuvo una duración aproximada de dos horas.
«Es una actividad que institucionalizamos desde nuestra llegada hace 4 años y que gracias al compromiso decidido de las personas del Municipio que nos acompañan hemos podido ir mejorando. Para nosotras como mujeres, nos llega mucho más ver la carita alegre de un niño, donde sin duda sintonizamos con el amor de madre y ver que el resultado de nuestros esfuerzos es este Gimnasio repleto, nos reconforta y nos da la razón sobre la necesidad de la existencia de esta Oficina de la Mujer, en donde además de los niños, nos preocupamos de la mujer en general», nos señala Jacqueline Manríquez, coordinadora de esta oficina.
La actividad culmina y el comentario generalizado es de complacencia y de apoyo para actividades que van en directo beneficio de una sana entretención para los niños y un espacio de diversión para los padres, que en esta ocasión disfrutaron mucho más que los propios pequeños.
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