lunes, 30 de marzo de 2015

LA NATURALEZA EN ESTOS 134 AÑOS

Victoria.- (Andrés Bravo. Periodista) Mientras buscaba desarrollar las líneas que me acompañaran en la redacción de esta semana, en la que el aniversario de nuestra comuna está presente, me golpeó con fuerza el recuerdo de Victoria en los años ’80, lo recuerda?. Yo mantengo fresco el recuerdo de mi entorno, del barrio, los amigos y de los juegos que sin saberlo, vivían ya sus últimos años, anótese “la pescá”, “la tiña”, “la escondía”, “las polcas”, el trompo y la pichanga en la calle, o simplemente escaparse a explorar, siempre sabiendo que se debía regresar a una hora prudente para ubicarnos en la esquina, y defender oficialmente que durante el día no habíamos ido a ningún lado. En fin, mientras vivía en esta infancia y crecía con estos juegos, siempre miré o veía la ciudad como un espacio que se desarrollaba al otro lado de la línea, pensando en cómo sería en el futuro. Han pasado más de 20 años desde que aquellos niños dejaron sus esquinas, y ya no miran a distancia su ciudad. Seguro están integrados a ella, o muchos otros han debido partir buscando lo que en sus calles no encontraron. No sé si la ciudad del futuro que imaginé cuando niño, sea en la que actualmente estoy viviendo. Y tampoco sé que tan malo o que tan bueno pueda ser aquello. Lo cierto es que Victoria en su fisonomía no ha sufrido o vivido grandes cambios. Si te detienes por un momento en un punto de la ciudad, es seguro que te puedes encontrar con esa misma imagen que te acompañó en los ’80. Y en ese aspecto Victoria esconde una identidad de doble filo. Si bien la estructura urbanística de la ciudad no ha sufrido grandes alteraciones, y aquello llevado de buena forma se puede traducir como un valor positivo para la comuna y su gente, en ocasiones asoma otra estructura anclada también en aquellos años. Percepción errada o no, pero Victoria muchas veces tiende a golpearse con esta dicotomía, que por un lado ubica a una ciudad que busca avanzar y proyectarse como una ciudad moderna, y por otro, un cierto temor a cambiar la piel y a modificar la estructura de una ciudad a ratos cerrada y anclada en ese paisaje modelado en los ’80. Cuando me imagino esa ciudad del futuro que proyectaba un niño a los 10 años, la verdad es que la imaginaba con grandes edificios…. bueno, con grandes edificios era nada más como la imaginaba cuando niño, pensando que así sería una ciudad moderna. Pero ya ubicados aquí, estoy seguro que los edificios no significan gran modernidad, más bien este valor bien entendido, debe estar en sus habitante, y la capacidad de ellos, en comprender que el potencial de progreso de la comuna está dado por todos nosotros, valiéndonos de elementos como la confianza que debemos otorgarnos como comunidad, excluyendo egoísmos, miradas pequeñas y detalles egoístas. Mientras más capaces seamos de pensar en comunidad, no importará el tamaño de nuestra comuna, porque esta, como sus habitantes, será grande por naturaleza. Feliz 134 aniversario Victoria, victoriosos todos.

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