Victoria.- (Héctor Guzmán, Profesor Rural)Quise hacer pública mi queja a un profesional de la salud porque no es la primera vez que me sucede este año, y he visto que otros establecimientos se han encontrado involucrados en similares situaciones, que por el solo hecho que un apoderado realice una acusación contra el colegio, por medida o acciones que realiza la escuela, ya sea por situaciones de salud o convivencia, estos son fuertemente criticados por profesionales y autoridades y considerados culpables sin preocuparse lo que realmente está detrás de muchas de esos reclamos.
Las escuelas, especialmente las municipales son establecimientos inclusivos y tremendamente segmentados, en ellos conviven niños y niñas, unos muy preocupados de su estudio y otros de extrema vulnerabilidad con escaso interés por la educación y solo por este motivo hace que las escuelas no puedan estar solas. Por ello se hace necesaria la ayuda de profesionales y autoridades, pero una ayuda seria y responsable, cuidando siempre el bienestar de los estudiantes, porque la mayoría de las veces los problemas de los alumnos no proviene de la escuela sino de la casa y su entorno social en que viven.
Usted debe saber que la escuela no es la que produce la violencia, ni las enfermedades, ni la pobreza que sufre un grupo significativo de nuestros estudiantes y que el sistema educativo segregado que vive Chile, lo ha agravado más aún y ha hecho que la mayoría de ellos se concentren en nuestras escuelas públicas, porque no son muy bienvenidos en las privadas.
Nuestras escuelas no producen estos problemas sociales ni de salud, pero debe hacerse cargo de ello y esto es algo que no ven ni las autoridades ni los profesionales, porque generalmente viven otra realidad con sus hijos, en escuelas distintas, donde difícilmente conocen a estos niños y niñas, entonces terminan siempre culpando a la escuela pública por mala calidad de la educación, por la violencia, por los niños con déficit, por la pobreza y por todo.
Nuestras escuelas sí tienen problemas y hay profesores y profesoras que sí necesitan apoyo para que realicen un mejor trabajo, pero estamos realizando grandes esfuerzos para mejorar, porque también tenemos profesionales de la educación con un alto sentido de la responsabilidad y comprometidos con la educación de sus estudiantes.
Personalmente he vivido tres casos con profesionales ajeno a la educación, uno que recomendó a una apoderada que acusara a la escuela de bulling en la Fiscalía porque su hijo había sido golpeado con una manzana por otro niño; el otro caso de una psicóloga que me acusó de discriminación porque en común acuerdo con la apoderada, la profesora y con consulta a una "sicóloga educacional" se le acortó el período escolar y este tercer caso, donde se me "exigía", pasar de curso a un niño, no importando que fuera o no a clases.
Le podría contar una infinidad de otros casos, especialmente de aquellos padres que para cubrir muchas veces su propia irresponsabilidad, su indolencia o sus culpas, van a acusar con otros profesionales, autoridades o concejales a la escuela y estos generalmente terminan haciendo escarnio público con ellas, porque es muy fácil criticar a la escuela pública y sus profesores y profesoras, es muy fácil culparlos de todos los males que existen en la comunidad. Es muy fácil desprestigiarla porque no la conocen y quizás muchos de ellos ni siquiera han pisado una escuela municipal y por ello jamás se han preocupado realmente de lo que pasa dentro de ella.
Doctor, "si necesitamos ayuda", porque al contrario de las escuelas privadas que tienen un fuerte apoyo de sus sostenedores, nosotros estamos solos y desprotegidos, con padres y autoridades que nos ven más como un enemigo a quien hay que derrotar y exterminar, que como institución valiosa que hay que fortalecer y apoyar, porque aquí están los niños más desprotegidos de nuestra sociedad.
Por eso es que estoy enojado con usted y me rebelo ante el trato que se nos dá, porque más que usted me "exigiera" me hubiera gustado leer en su certificado médico "visitaré su escuela para ver en qué puedo ayudar".
En todo caso, agradezco que haya respondido y se haya molestado, porque creo que al escribir, muestra que la próxima vez le preguntará a la madre si su hijo asiste regularmente a clases, si se levanta temprano para que su hijo no llegue atrasado, si no lo golpea, si se preocupa que haga las tareas, si es un buen compañero si sueña con una vida mejor para su hijo y darle ejemplos de otros niños y niñas que con sus mismos problemas, han tenido éxito en la vida. Porque, aunque tenga problemas de salud, el padre y el niño deben entender que también puede aprender.
La escuela pública necesita ayuda, por ello los jóvenes llevan seis meses en las calles, lo que abre una esperanza para que en este país cada niño y niña sea considerado un igual sin importar su condición socioeconómica o cultural.
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