Angol.- * Restos de este profesional angolino fueron escoltados por Carabineros, Bomberos y ambulancias en su trayecto desde Temuco hasta la capital de Malleco, donde muchas personas salieron a su encuentro saludando el féretro con pañuelos blancos.
* Uno de sus hermanos, el escritor Jorge Abasolo, recuerda sentidamente la figura del jefe de la Base 3 del SAMU.
Ayer por la tarde, en el auditórium del Hospital de Angol, donde se llevaba a cabo el velatorio de Enrique Abasolo Aravena (Q.E.P.D), se vivían momentos de mucha tristeza y dolor, pero también de reflexión e imborrables recuerdos de lo que fue la figura del reanimador jefe del SAMU y lo que significó su persona, para quienes lo conocieron.
Enrique Abasolo dejó de existir de un inesperado paro cardiorrespiratorio en la madrugada de ayer lunes mientras se encontraba internado en el Hospital Regional de Temuco, producto que su corazón no pudo resistir la delicada intervención quirúrgica que se le había practicado la semana antepasada.
Después de haber sobrellevado la compleja operación misma y a haber soportado dos paros cardiorrespiratorios que lo mantuvieron extremadamente grave, Enrique había presentado una notable mejoría, por lo cual incluso los médicos que lo trataban habían adelantado que sería dado de alta en los próximos días.
Lamentablemente, el destino quiso otra cosa y Enrique dejó éste mundo para siempre, dejando a su esposa Juliana Hernández y a sus dos pequeños hijos, Enrique y Alejandro, de siete y cinco años, respectivamente.
RECUERDOS
Familiares, amigos, personal de Bomberos y por supuesto sus inseparables colegas del SAMU, fueron llegando paulatinamente hasta el salón auditórium del hospital, para presentar su cariño y respeto hacia un hombre que se entregó en cuerpo y alma, según señalan sus más cercanos; para ayudar a los demás en situaciones de emergencia donde la vida y la muerte están separados por un hilo muy delgado.
Su hermano, el escritor Jorge Abasolo, que viajó desde Santiago al instante de conocer la noticia, recordó sentidamente su figura. “No me voy a revelar contra Dios en este momento, pero se lo llevó muy temprano (…) 59 años, y lleno de proyectos. La última vez que hablamos, fue hace 72 horas, me dijo que tenía unas ideas y me preguntó qué me parecían, yo sólo le dije que por favor tratara de descansar. Tuvo un repunte muy rápido, se nos dijo en el hospital que estaba fuera de peligro y ahora ocurrió esto. Estoy sereno gracias a Dios y estamos serenos como familia, y esperamos que esta serenidad no se quiebre”, comentó, sumamente acongojado.
EMOTIVA DESPEDIDA
A eso de las 14 horas de ayer, los restos de Enrique Abasolo fueron sacados desde el Hospital Regional de Temuco y a medida que avanzaban por la Ruta Cinco, más personas se sumaban a la caravana.
A la altura del Púa, era esperado por colegas de distintos puntos de Malleco, mientras que en Collipulli, Bomberos de esa comuna y Angol se unían al cortejo con sus carrobombas, en señal de respeto y despedida por quien dedicó su vida a salvar las existencias ajenas.
Momentos muy emotivos se vivieron en Collipulli, cuando al pasar por la calle que da al hospital de esa comuna, algunos funcionarios salieron a despedirlo con pañuelos blancos.
Era el mismo trayecto que Enrique recorría casi a diario, incluso a veces en varias oportunidades en el mismo día, llevando pacientes graves desde Angol o Collipulli hasta Temuco para que recibieran mejoría.
En la carretera, cerca de Cancura, otro grupo de angolinos conmovidos también lo esperó con pañuelos blancos, lo mismo que cerca de El Vergel y en su paso por el sector urbano de Angol.
En Huequén, Bomberos efectuaron una formación de honor y esperaron su féretro con una cortina de agua, mientras que en el frontis de la Base 3 del Samu, por calle Manuel Jarpa, el cuerpo de este servidor público era esperado por sus colegas, quienes les entregaron entre lágrimas sus condolencias a la viuda y sus pequeños hijos.
FUNERALES
Hoy a las 16 horas, una misa que se llevó a cabo en las afueras de la Base 3 del SAMU (frente al hospital).
Posteriormente, se realizarón sus exequias en el Cementerio Parque Angol, donde llegó una gran cantidad de público a brindar su último adiós a Enrique Abasolo Aravena, quien como dice el lema del Samu, dedicó su vida para que otros puedan vivir.
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