Santiago.- Suspira, pero también sonríe cuando se refiere a la definición por la presidencia de su partido, del cual ha sido líder natural, muchas veces desde las sombras y otras muy visiblemente. Y es que los comicios internos del PPD -donde se postula la ex ministra Carolina Tohá- están directamente ligados a otras definiciones, las que tienen que ver con el futuro de una coalición que hasta el 10 de marzo era la dueña de casa en La Moneda. “Soy un convencido de que la Concertación abandonó a la ciudadanía, producto de la visión burocrática de la política, construyó el proyecto sin ciudadanía, había ministros que despreciaban a los ciudadanos y se empezó a gobernar tomando decisiones sin preguntarle a nadie. Eso no tiene que ver con desconocer la obra de la Concertación, pero se cumplió una etapa”, sentencia el senador Guido Girardi, una de las figuras más controvertidas del partido.
-El debate de ideas no ha sido la tónica de la competencia interna en el PPD…
-El diagnóstico de lo que sucedió tiene que ver con la mirada de futuro. Hay algunos que dicen que perdimos porque no fuimos capaces de defender la obra de la Concertación o porque predominó el desorden. Perdimos porque abandonamos las ideas progresistas. Ese 20% que antes votaba por nosotros se fue con Marco (Enríquez-Ominami) porque justamente desordenaba, era el díscolo.
-¿Ha sido más audaz la derecha?
-¡Nosotros fuimos más papistas que el Papa!, nos transformamos en los custodios de una visión neoliberal de desarrollo, y la derecha fue mucho más pragmática. En nosotros, para que nos consideraran bien, había una cierta vergüenza a decir que estábamos por aumentar los impuestos, por nacionalizar el agua, por el debate valórico. No fuimos capaces de avanzar ni un milímetro en los temas de desigualdad, y los impuestos no sólo recaudan, sino que generan igualdad en las sociedades.
-¿Ha visto esa autocrítica en la Concertación y el PPD?
-La Concertación cerró un ciclo y no fue capaz de renovarse. Las ideas de ayer, 20 años después, habían cumplido su objetivo y estaban obsoletas. Hay que reeditar una nueva visión y eso lo tenemos pendiente. Estamos metidos en un zapato chino. Y esto será más duro que en los tiempos de Pinochet, no por la represión, sino porque hoy, por primera vez, tienes una derecha con el poder económico, el de los medios y el poder político, que se lo ganaron legítimamente. En la Concertación no entienden que estamos reducidos al 29% que sacamos en la primera vuelta, y no puedo entender que se cuestione que sea necesario ampliar la Concertación al mundo social, a los movimientos ciudadanos, a los progresistas.
-¿En qué se sustentan esos reparos?
-No sé, realmente estoy perplejo, porque no incluir a otros significa condenarse a una Concertación reducida a cuatro partidos, a una visión anacrónica, sin ciudadanía. ¡En este escenario, con una derecha con todo el poder! Aquí hay un problema de visiones muy conservadoras. (Ignacio) Walker, que ha levantado una visión bien conservadora y neoliberal, dice que es como el agua y el aceite, que es imposible esa convivencia. Lo que justamente hizo grande a la Concertación fue pensar desde la diversidad.
-Pero, más que la diversidad, hay sectores DC que temen ampliar la coalición…
-Las visiones más conservadoras y neoliberales de la Concertación no están radicadas sólo en la DC. Las hay también en el PPD, en el PS. En la DC hay gente muy progresista, Mariano Ruiz-Esquide, Yerko Lubetic, Sergio Micco, el mismo presidente del Senado, Jorge Pizarro. Lo que pasa es que esas visiones conservadoras tomaron decisiones por el conjunto de la Concertación. No le tengo miedo a la diferencia. Piñera hizo una súper elite al estilo ario, armó un gabinete donde casi todos son conservadores desde el punto de vista religioso, parece que hay que cumplir con el requisito de ser Opus Dei o Legionario de Cristo, haber estudiado en el Verbo Divino o el Colegio Manquehue y pertenecer a los grupos fácticos empresariales.
-¿Eso no tuvo que ver con que Piñera está amarrado a la UDI?
-Desde la perspectiva de la UDI, Piñera rompe su estrategia, porque la UDI venía planteando algo distinto, una derecha que traspasaba la frontera de la elite y se irradiaba al conjunto de la sociedad. Lo que hace Piñera es reponer la histórica oligarquía que se llamaba antiguamente. El gobierno de Piñera es de la elite, no sólo porque no hay gorditos, no hay morenitos, no hay gente de regiones, sino porque hay una matriz.
-Pero una cosa es ser popular como estrategia electoral y otra distinta es serlo al momento de gobernar…
-Bueno, pero por lo menos en la UDI había una discusión interesante. El partido popular no era sólo retórica, yo al menos nunca me he encontrado con líderes populares de RN, pero sí de la UDI. Lo que digo es que dado que Piñera opta por excluir de su proyecto estratégico la articulación de la tolerancia y la diversidad, está abierta la puerta para que la Concertación sea el espacio para que incluya a los homosexuales, a los sin voz, a los pueblos originarios, a los regionalistas, a los evangélicos, católicos y laicos.
-Insisto, una cosa es el discurso y otra la práctica, muy poco de este debate se ha visto en la competencia interna del PPD…
-No estoy de acuerdo. Carolina decía que las ideas no pueden ser consignas. Para nosotros son ideas por las que hemos luchado por años, hemos presentado iniciativas legales, presenté un proyecto de ley para nacionalizar el agua, las leyes e iniciativas contra las isapres son nuestras, tengo una querella de las AFP, ¡a nosotros nos han visto luchando por el medio ambiente y construyendo alianzas con los movimientos sociales! No es algo que tengamos que inventar. Yo voté en contra de la Ley General de Educación, no me quedé parado.
-¿Y Carolina Tohá no representa eso?
-Voy a hacerme cargo de lo que nosotros hemos hecho, y lo que puedo decir es que instauramos el debate de los homosexuales, de la píldora, del sida, el derecho de los consumidores.
-Tohá tiene reparos a la idea de ampliar la Concertación…
-Que la Carolina responda por ella, yo lo haré por lo que hemos hecho. Hemos instalado las ideas progresistas y no hemos renunciado nunca a ellas. Nacionalizar el agua no es de hoy, lo pusimos hace dos años, el proyecto de la comida chatarra tiene cuatro años y el de donante universal también, como el del cheque en garantía y, a lo menos, hace unos cinco años que hablamos de los derechos reproductivos de la mujer. Decíamos antes que perdiéramos que iba a haber una crisis de representatividad ¡Cuántas veces lo dijimos!
-¿Ha tenido contactos con Enríquez-Ominami o Arrate en esta línea de ampliación?
-Yo converso con mucha gente, que hoy son simples ciudadanos. Estoy disponible a hablar con ellos siempre, si es necesario para ampliar el proyecto progresista.
-Enríquez-Ominami anunció la creación de un nuevo partido…
-Tiene todo el derecho, pero yo no voy a colaborar a que lo haga. Mi partido es el PPD. Además, las ideas de Marco eran las nuestras, las elaboramos en un documento con Carlos Ominami y Ruiz-Esquide, y Marco se apropió de ellas, casi todo su programa lo habíamos hecho antes. El desafío de la Concertación es justamente convocar al mundo progresista y que no lo convoque Marco.
-¿Tiene esa capacidad o dejó pasar su cuarto de hora?
-Marco no construyó la ola, se subió a ella y si lo hubiera hecho otro, seguramente, con ciertas habilidades, habría llegado a un resultado parecido. Él tuvo la intuición de representar eso. Incluso, si no hubiera existido en la primera vuelta, Piñera habría tenido más votos, porque le quitó en parte la novedad, pero a Marco le faltó generosidad en la segunda vuelta para decir con más claridad que, ante cualquier posibilidad de que ganara la derecha, iba a apoyar a Frei, y eso le va a pesar.
-Si ya no está el poder como factor aglutinante, ¿cómo ve a la Concertación estos cuatro años?
-Tiene que reponer una capacidad transformadora de la sociedad de más igualdad, más derechos, con ciudadanía, sin visiones de un par de personas que, porque se creen más inteligentes, tienen derecho a tomar decisiones por las otras. Es un problema de contenidos, no de personas, por decir eso me estoy quedando un poco solo en el PPD.
-¿Solo? Esa no es la percepción que hay. Tohá criticó a personeros del PPD que tenían un excesivo poder en la colectividad. ¿Se siente interpelado?
-No. Cuando digo que me estoy quedando solo, es porque mucha gente cercana piensa que la manera de avanzar es que exista competencia total en el PPD, y yo digo que no me niego a la posibilidad de un acuerdo en torno a ideas, porque a veces uno gana las elecciones y pierden las ideas de uno.
-¿Y la competencia no potencia ese debate de ideas?
-Sí, pero lo que pasa es que no tengo interés en que después se diga que nosotros fuimos un obstáculo para que una persona como Carolina Tohá, una mujer joven, pudiera presidir el PPD. No tengo ningún problema en que dirija el partido, incluso le mandamos una carta en la que le planteamos que lo presida, con la única condición que nos pusiéramos de acuerdo en para qué, ¿para seguir fortaleciendo una Concertación que no quiere crecer? Eso no tiene sentido.
-Tohá rechazó esa carta…
-No sé si lo hizo, yo no he recibido ninguna carta con su respuesta. Cuando Carolina me diga que no tiene interés en construir un acuerdo para que eventualmente pueda presidir el PPD, sobre la base de asumir un compromiso sobre un plan de gobierno del partido, habrá competencia y resolverán los militantes. Quiero que el PPD juegue legítimamente a ocupar el espacio progresista de la Concertación, como juega la DC a ocupar el centro. El PPD no puede ser el complemento de Ignacio Walker. Él expresa el mundo más conservador en la Concertación, y lo hace suficientemente bien como para que el PPD represente ese mismo nicho.
-¿Cuál es la renovación de liderazgos si Pepe Auth nuevamente postula a la presidencia del PPD?
-Pepe se opuso a que se excluyera a Marco, a Arrate y a Navarro de la primaria. Siendo presidente del PPD y pudiendo haber elegido el distrito más fácil, optó por uno absolutamente improbable (Estación Central-Maipú), todo el mundo decía que se perdía. Es poca la gente que tiene la generosidad de ir a competir para perder. Fue el primero en decir que renunciaba después de la primera vuelta. Ha tenido una coherencia que yo valoro. Pero el tema de fondo es ¿qué es la renovación? ¿Ideas, prácticas o nombres?
-O todas las anteriores…
-Todas las anteriores, pero de qué sirve poner gente joven si van a tener una visión conservadora. No estoy hablando de nadie en particular. La renovación es intentar representar los tiempos que uno está viviendo, entender la sociedad, tener diálogo con ella. Es también las personas, pero las que son capaces de sustentar esas visiones. En un momento pusimos a Jaime Quintana, senador, ¡más joven que todos, el más nuevo, meritocrático, de regiones! Pero no funcionó, otros no lo aceptaron. Me parece interesante el liderazgo de Carolina y por eso he dicho, que si está dispuesta a construir un acuerdo sobre un proyecto que conduzca al PPD hacia su eje progresista y ampliar la Concertación, estoy disponible. Si no reconvocamos al mundo progresista, será una crónica anunciada y terminarán en el partido de Marco.
-En este debate de progresismo, ¿se está enfrentando el “girardismo” con el “laguismo”?
-¡No! Mi señora dejó de trabajar por un año para estar en la campaña de Lagos, y yo durante diez años dije que debía ser Presidente de Chile. Nosotros vivimos teniendo a Lagos como nuestro faro, como parte de una dimensión simbólica del retorno de la izquierda a La Moneda, es un patrimonio de todos. No quiere decir que no haya tenido diferencias con él, fueron en materia ambiental las más duras.
-Pero que sea patrimonio no significa que Lagos aún sea un faro. ¿O lo sigue siendo?
-Ricardo es un patrimonio de todos, una figura que le pertenece a todo el PPD, al progresismo. Yo no construí la tesis de que esto sea el laguismo contra nosotros. Hay gente a la que le han faltado ideas propias y se ha querido vestir con las de Lagos. Nosotros tenemos las propias y las podemos defender. // LND
“Bachelet tiene el mismo desafío”
-A raíz del escándalo en la Región de Valparaíso, el gobierno anunció auditorías a la gestión 2009 de todos los gobiernos regionales. ¿Es un intento por trizar la figura de Bachelet?
-No me cabe duda que eso es así, pero tienen que tener cuidado. No siento que tengan la autoridad moral cuando acaban de elegir gabinete e intendentes, donde muchos tienen conflictos de intereses. Es una muy mala política la que están haciendo. Más que la Presidenta Bachelet, que ya tiene el juicio ciudadano, tienen que responder sobre cómo se vendieron las acciones de Lan o lo que pasa con Chilevisión. Esos me parecen temas bastante más delicados. No digo que algún funcionario no haya cometido algún error, pero ella no tuvo conflictos de interés.
-¿Bachelet debe encabezar las huestes de la Concertación?
-Cuando yo voy a las ferias, me preguntan si vuelve el 2014. Si Bachelet no pisa una mina o no se cae en un avión, tiene las mejores expectativas para volver a representar un proyecto para Chile. Pero tiene el mismo desafío que la Concertación, no puede volver representando las mismas ideas. Si quiere volver a dirigir los destinos de Chile, lo tendrá que hacer sobre una nueva plataforma progresista. Si quiere ser protagonista del siglo XXI, tiene que abordar los temas de este siglo.
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