Temuco.- (Carolina Zamora Bazáez, Docente Universidad de La Frontera)Los educadores no están conscientes del impacto que provoca un diseño pedagógico al interior del aula. Podríamos decir que las posibilidades de éxito y fracaso escolar dependen, en alguna medida, de la planificación didáctica que se desarrolla durante el proceso enseñanza- aprendizaje. Tradicionalmente se considera al estudiante como el único responsable de los resultados obtenidos en su evaluación. En el caso de fracasar en la resolución del examen, será él quien pagará las consecuencias. Esto no es tema menor, dado que la rotulación que realizan los docentes de sus alumnos/as está dada, en parte, por los resultados que obtienen en sus evaluaciones.
Miguel Ángel Santos Guerra planteó algunas patologías en el acto de evaluar, entre ellas: “Al evaluar solamente al alumno/a, muchos de los responsables del proceso educativo quedan desligados de su cuota de responsabilidad en el proceso de enseñanza y aprendizaje, se evalúan sólo los contenidos conceptuales. Es habitual que los docentes sólo tengan en cuenta, para la calificación de los estudiantes, aquellos contenidos conceptos, dejando de lado los procedimentales y actitudinales; se evalúa principalmente la vertiente negativa, los docentes a través de las correcciones ponen el acento en el error, más que en el reconocimiento de los aciertos de los alumnos. Es decir los docentes no efectúan un tratamiento integral de la evaluación”.
Frente a estas anomalías es preciso delimitar la responsabilidad del educador en cuanto a diagnosticar y conocer los modelos psicométricos y edumétricos que desarrolla el centro educativo en función de los aprendizajes.
La tendencia psicométrica pone el énfasis en los resultados de los alumnos, compara los resultados de cada alumno/a con el resto del curso, compara los resultados de una escuela con otra, establece una jerarquía que indica si el alumno es mejor o peor. Este enfoque se caracteriza por referirse a la “norma”, de tal modo que se establecen grados o rangos de logros, los cuales se califican con una nota. Ejemplo de esta modalidad es el Simce, las pruebas estandarizadas, etc.
Por otra parte, la tendencia edumétrica referida a “criterio” está diseñada para informar respecto de la calidad de una ejecución del estudiante o demostración de una habilidad o del grado de comprensión de un concepto por relación con algún tipo de criterio o estándar previamente establecido. En este marco, ¿Cuál es la importancia del enfoque referido a “criterio”? En primer lugar, señala cambios en los niveles de logro de los distintos aprendizajes a lo largo del tiempo, en contraste con los instrumentos de carácter normativo, que sólo verifican información o datos sobre los aprendizajes en momentos específicos; y en segundo lugar, el modelo de criterio nos puede dar luces sobre lo que los estudiantes pueden o no pueden realizar con respecto a un contenido específico, habilidad o actitud, lo que facilita la tarea de conocer a fondo la situación de cada estudiante y de orientarlos en relación con sus niveles de ejecución. Por Ejemplo las escalas de apreciación, rúbricas, portafolios, etc.
Ahumada, Pedro (1998), confirma estos planteamientos cuando nos señala: “El objetivo del proceso evaluativo no puede estar dirigido sólo a una certificación de aprendizajes logrados o no logrados, sino que debe apuntar a establecer niveles de avance o progreso en el acercamiento a un determinado conocimiento. Esto necesariamente obliga al profesor a estar siempre atento a las posibles carencias o desviaciones que sufran los diferentes procesos de aprendizaje.”
Es imprescindible que conozcamos y entendamos que los procesos evaluativos en su conjunto son un proceso de formación integral.
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