sábado, 25 de abril de 2015

Familia que huyó del volcán Calbuco: "Vimos como salía el fuego, la lava, rayos, ¡fue algo impresionante!"

El grupo familiar habitante de Río Pescado y albergados en el liceo Pedro Aguirre Cerda de Puerto Varas, salieron del lugar durante el primer pulso eruptivo y luego volvieron a su casa, sin pensar que en la madrugada siguiente, el macizo mostraría su cara más feroz.
Región De Los Lagos.- “Fue impresionante. La verdad es que no nos habíamos visto afectados en un principio, pero por miedo y precaución evacuamos, porque tenemos niños pequeños”. Con esas palabras, la señora Loreto, vecina del sector de Rio Pescado, describió la razón por el cual junto a su esposo decidieron dejar su vivienda la madrugada del jueves 23 de abril, tras la segunda gran explosión del volcán. En el patio del Liceo Pedro Aguirre Cerda (PAC) de Puerto Varas, mientras observaba a sus hijos jugar en el recinto de albergados, Loreto contó su historia. “Estábamos en el campo jugando con los niños cuando vimos la primera erupción en el mismo instante que sucedió. Guardamos un poco de ropa, agua y nos subimos al vehículo y nos fuimos hasta el retén de Carabineros que está en Rio Pescado”, continúa Loreto con su relato. “Vivimos a doce kilómetros del volcán y el miedo era que nos llegaran piedras o cualquier cosa que saliera del volcán”, detalló la mujer que vive junto a su marido, su madre y sus dos hijos de siete y ocho años de edad. Loreto cuenta que junto a su familia y otros vecinos que se encontraban entorno al retén de Río Pescado, se mantuvieron en el lugar y cuando vieron que el escenario se calmó pasadas algunas horas, decidieron retornar a su hogar. “Cuando todo comenzó había un ruido infernal, era como una olla que hervía, pero como vimos que todo se calmó, se despejó el cielo y paró el ruido ¡todo se calmó! Pensamos que todo había pasado, entonces nos volvimos a nuestro hogar”, comentó. “Pero en la madrugada –continúa- como a la una de la mañana, cuando fue el segundo estruendo y comenzamos a ver como salía el fuego, la lava, rayos… ¡algo impresionante! que la verdad no hay palabras que lo puedan describir, ahí evacuamos”. La decisión de dejar su vivienda y trasladarse a un albergue adoptada por la familia fue, en parte, por temor a lo que pudiera suceder, pero sobretodo “por los niños, lo mejor era venirse al albergue. Ellos estaban muy asustados y el miedo de mi esposo y el mío era que ellos se traumaran y después no quisieran volver a su casa, entonces preferimos que no vean eso, que no se traumen y no se asusten porque después que pase todo esto tenemos que volver a nuestro hogar”, concluyó la mujer.

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