jueves, 2 de octubre de 2014
“Nos gustaría que alguna autoridad viniera a pasar la noche aquí en estas condiciones”
- Dramático llamado de adultos mayores que viven en precarias condiciones desde el 2008 cuando un incendio arrasó con su vivienda.Angol.- Rodrigo Zurita
Terrible, por decir lo menos, es la situación de la pareja compuesta por María Rita Flores Rojas y Reinaldo Segundo Roa González de 60 y 68 años respectivamente, ambos domiciliados en el sector de Huequén, quienes desde el año 2008 se encuentran viviendo en pésimas condiciones, luego que un incendio destruyera totalmente su casa y enseres.
Desde ese entonces, esta pareja de avanzada edad, comenzó un largo e interminable peregrinar entre oficinas públicas y EGIS, sin que hasta el momento logren mejorar su calidad de vida, al contrario, haciéndola cada vez más precaria y e inhumana.
La señora Rita, entre sollozos, comenta que luego del incendio, el alcalde de esa época, Enrique Neira, le entregó una mediagua temporal, la que hasta hoy usan como casa. Comenzaron a realizar diversos trámites con EGIS y las diferentes entidades del Gobierno, sin lograr nada, pasando en la mediagua incluso el terremoto, sin que pudieran ser beneficiados tampoco con los subsidios post terremotos por razones administrativas. “Cuando fue el terremoto, ya que nuestra mediagua también se vio bien afectada, pensamos que ahí nos iban a poder incluir como terremoteados, pero no fue así. Nos manifestaron que como nosotros éramos damnificados por un incendio, si postulábamos como terremoteados, nos podían quitar la casa y además cobrarnos el subsidio, por lo que decidimos no postular. Nosotros los pobres somos pobres porque somos muy honrados y es fácil meternos susto, ya que después nos fuimos dando cuenta que otras personas que no tenían ni la mitad de la necesidad de nosotros ni tampoco habían sido terremoteados habían tocado casas nuevas. ¡Que rabia!,” expresó la afectada.
POSTRADO
La señora Rita, dueña de casa, sufre de hipertensión y una sordera que le genera una discapacidad del 60 por ciento, en tanto su marido fue diagnosticado hace casi dos años con un cáncer a la próstata, con metástasis lumbar múltiple, una fractura patológica, hipertensión arterial y se encuentra catalogado como paciente postrado, según lo estipula uncertificado emanado del médico cirujano del CESFAM de Huequén, Alberto Bustos Andrade.
“Mi viejo cuando le diagnosticaron el cáncer, le informaron también que tenía metástasis en varias partes, por lo que le dieron no más de tres meses de vida y aquí lo tengo. Nosotros no queremos un palacio, pero creo que nos merecemos algo digno para vivir nuestros últimos días. Nosotros nos acostamos y nos tiramos toda la ropa que encontramos encima para no pasar frío, porque esta mediagua se filtra por todos lados. A nosotros nos gustaría que alguna autoridad viniera a pasar siquiera una noche en estas condiciones, a ver como se levantan al otro día, si es que pueden levantarse”, expresó al borde de las lágrimas la dueña de casa.
Agregó que “nosotros vivimos sólo con la pensión de mi marido que es de 130 mil pesos y muchas veces nos alcanza sólo para comer. Si hacemos fuego aquí dentro, con lo reducido que es lo más probable es que nos incendiemos de nuevo”, sentenció.
María Rita muestra además un certificado del departamento de Obras de la Municipalidad de Angol, donde se manifiesta claramente que las condiciones, tanto de la mediagua, como de la caseta sanitaria, se encuentran 100 por ciento inhabitable, reforzando así la forma poco digna en que éstos adultos mayores viven desde hace más de siete años.
SUBSIDIO
“El 19 de agosto de 2013, la pareja finalmente fueron favorecidos con un subsidio a través del fondo Solidario de elección de Vivienda, para construcción en sitio propio. Ahí comenzaron nuevamente sus preocupaciones. Comentan, los atribulados beneficiarios, que lejos de transformarse en unos felices propietarios de la casa nueva que tanto desean, han comenzado una nueva y más difícil aventura: lograr que se les construya la casa antes que les venza el subsidio. “Cuando nos entregaron el subsidio, en el SERVIU me recomendaron cinco constructoras, de las cuales yo elegí a la empresa Santa Magdalena. De ahí, al cabo de un tiempo, en el mes de enero de este año, llegaron unos señores de la empresa y me dijeron que la casa debía estar construida a más tardar a fines de abril de este año, por lo que debía despejar el sitio y demoler lo que tenía. Así lo hice, con la ayuda de voluntarios de la iglesia, ya que yo no podía pagar para ello. De eso han pasado más de ocho meses y aquí estamos, igual que hace siete años atrás. Sin nada. Yo he llamado a la empresa, les digo que tengo miedo de perder el subsidio, pero nada. Incluso a veces se molestan. La única explicación que me han dado es que la carpeta ha sido devuelta por el municipio en cinco oportunidades con observaciones, por lo que no se puede comenzar a construir si el municipio no da el visto bueno. Ya no se qué hacer. Lo único que quiero es no perder mi subsidio y tener pronto mi casita para poder descansar y morirme tranquilo con mi viejito”, relató María Rita.
Tras la despedida, me hacen una confesión: “Cuando nos construyan la casa nos vamos a casar, ya que nunca nos casamos y creemos que esa sería la ocasión ideal”. Espero que así sea, les comento de todo corazón antes de retirarme.
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