jueves, 15 de agosto de 2013

Tras 10 años como voluntario, Victor Hernández deja el Hogar de Cristo de Victoria

Desde su llegada hace ya 10 años, Víctor Hernández no sólo se preocupó de cultivar las verduras y hortalizas del Hogar de Cristo de Victoria. En esta década de trabajo y servicio, fueron las amistades y los buenos momentos los que más se extrañarán luego de que la vida lo ha llevado a cambiar de destino junto a su familia.
Victoria.- La pena era evidente el día en que los voluntarios y beneficiarios del Hogar de Cristo de Victoria, se reunieron para despedir a Víctor Hernández. El ex profesor, y que se desempeñara como director del colegio Hernán Trizano, presidente del Coro de Profesores y presidente del Centro de ex alumnos de la Escuela Normal, entre otras labores, que marcaron su paso por nuestra ciudad, llegó para sumarse como voluntario del Hogar de Cristo. Su trabajo, ser el hombre responsable de cultivar la pequeña huerta que provee de verduras y hortalizas frescas a cada una de las comidas que se compartían en la institución. “Un voluntario extraordinario, totalmente entregado a la causa, lo más trabajador, cooperador; muy buenas relaciones humanas, lo más perfecto que puede haber como imagen de voluntario. Lo que el Padre Hurtado siempre soñó”, indicó Maclovia Riquelme, voluntaria y amiga de toda la vida de don Víctor. Aquella tarde el almuerzo a penas bajaba entre los cerca de 20 beneficiarios y 16 voluntarios que sabían que ese sería el último almuerzo, al menos de esta etapa, que compartirían con don Víctor, como lo llaman con respeto. “Es una pérdida bien grande para nosotros acá en el hogar, porque es el que nos ha mantenido todo el tiempo las verduritas fresquitas para el hogar, y realmente él se va a extrañar. Cada vez que uno entraba acá, estaba trabajando; entonces es una perdida bien grande, que lo vamos a extrañar mucho. Uno lo veía trabajar todo el tiempo, invierno, verano”, declaró Bertila Saldivia, una de las huéspedes del hogar. Nueva vida Don Víctor no sólo tendrá que dejar la institución a la que sirvió con tanto cariño por una década, también dejará la ciudad, para estar cerca de su familia, de su mujer y sus hijos, quienes hicieron sus vidas en distintos puntos del país. “Se estaban quedando solos”, reconoce. Por esto, su nuevo destino será la ciudad de Osorno, para estar junto a una de sus hijas; decisión que reconoció fue difícil pero necesaria, lamentando dejar atrás toda una vida y una historia vinculada a Victoria y al Hogar de Cristo, en estos últimos años. En su último almuerzo con sus amigos del Hogar de Cristo, destacó la amistad y el espíritu de servicio que encontró en la institución. “La amistad, con los beneficiarios y con los compañeros voluntarios. Siempre han estado pendientes. El personal me ha apoyado siempre, desde la Sra. Gladys, que es la manipuladora de alimentos, hasta la Sra. Leslie; hemos tenido una relación muy buena, de amistad, de colaboración y eso es muy bueno, porque a veces en ciertas partes se hace labor y sin embargo hay problemas de adaptaciones, Acá no, acá yo pienso que acá es como una taza de leche, yo pude hacer tranquilamente lo que me gusta hacer y ese es el contacto con la tierra, que se yo, hacer algo con la naturaleza, jardines, huertos, ese siempre ha sido toda mi vida, por eso igual me voy con un poco de pena, pero voy para estar con los míos”, sostuvo Hernández, quien será recordado por mucho tiempo gracias a su espíritu de servicio y entrega a la institución fundada por el padre Alberto Hurtado.

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