Guía espiritual de la madre: "Pilar está destrozada" Masivo adiós a hermanos ultimados por su padre en Curicó

Curicó.- Pilar y Noman Merchack, madre y abuelo de los tres menores asesinados por su padre, encabezaron el funeral que sea realizó en el Cementerio Parque de Curicó. En el camposanto, el sacerdote Mauricio Jacques dijo a los familiares y amigos que acompañaron al cortejo fúnebre que "el Cote, el Juanjo y el Tatán están gozando de la vida eterna en el corazón de Jesús, y de su madre la Virgen María. A ellos les encomendamos sus almas para que les abran las puertas del Cielo". Una vez finalizado el rito fúnebre, el religioso dijo: "Ha sido un momento doloroso, pero lleno de esperanza. Estamos acompañando a la Pilar que está destrozada. Sólo nos queda rezar por ella, los niños que están en el Cielo y por Francisco (el padre que los asesinó y se quitó la vida). Hasta el lugar acudieron alrededor de 500 personas. OBISPO PRESIDIÓ SERVICIO LITÚRGICO Previamente, en la Iglesia La Matriz, el obispo de Talca, Horacio Valenzuela, realizó el servicio litúrgico con que la familia y la comunidad de Curicó despidió a los adolescentes José Luis (17), Juan José (16) y Sebastián (14). “Hemos tenido días con dolores muy profundos, muy incomprensibles. Días atrás una criatura de corta vida fue dejada a los pies de la Virgen. María Alfonsina pudo vivir poco más de 15 minutos. Hoy dejamos a estos jóvenes de la mano del señor. Son dolores que duelen a todos, más aún cuando son hermanos nuestros que recién comienzan la vida. En estos momentos no hay palabras, ideas ni razones para describir un trance tan duro. El corazón no sabe qué sentir ni la mente qué pensar”, dijo en su prédica inicial el obispo Valenzuela. Una vez que concluyó la ceremonia religiosa, los compañeros de colegio cargaron los féretros hasta los vehículos fúnebres, entre los aplausos de la concurrencia y de las personas que se reunieron en la Plaza de Armas, sitio donde esta ubicado el templo. A la salida, los familiares agradecieron el apoyo de la comunidad. El sepelio recorrió el centro de la ciudad en dirección al Cementerio Parque de Curicó, escoltado por los compañeros de Sebastián, que lo hicieron en bicicletas, pues esa era una de las aficiones más querida del menor de los hermanos Ramírez Merchack.