martes, 11 de septiembre de 2012

A 39 años del golpe de Pinochet, la justicia ratifica que Allende se suicidó

Santiago.- El mismo día que Chile conmemora el 39 aniversario del golpe de Estado que instauró la dictadura de Augusto Pinochet, la justicia ratificó que el derrocado mandatario socialista Salvador Allende se suicidó en medio del alzamiento militar, acabando con la tesis de un asesinato. En un fallo unánime, la Corte de Apelaciones de Santiago decretó el término de la investigación judicial abierta hace dos años por el juez Mario Carroza, quien en base a pericias a sus restos exhumados concluyó que Allende se suicidó el 11 de septiembre de 1973 con un fusil que le regaló su amigo Fidel Castro, el expresidente cubano. "Se confirma la resolución", dijo el fallo judicial al que tuvo acceso la AFP. El juez Carroza cerró la investigación judicial en diciembre del año pasado tras recibir los informes periciales a los que fueron sometidos los restos del exmandatario, exhumados en mayo de 2011 desde el Cementerio General de Santiago. De acuerdo a la investigación judicial, Allende murió poco antes del mediodía del martes 11 de septiembre, en medio del bombardeo aéreo y terrestre al que era sometido el palacio presidencial de La Moneda por parte de las fuerzas golpistas comandadas por Pinochet, que permaneció en el poder hasta el 11 de marzo de 1990. Allende, el primer marxista en llegar al poder por voto popular, apoyó su fusil AK-47 bajo su mentón y disparó dos balas que tuvieron la misma trayectoria, de acuerdo a las pericias. Algunos de sus partidarios sostuvieron durante años que pudo haber sido asesinado por militares que entraron al palacio, donde permanecía atrincherado junto a una decena de colaboradores, ante su negativa de entregarse a las fuerzas golpistas. "Se ha sentado una verdad jurídica que nada quita del valor, la integridad y el valor, la integridad y la consecuencia (del expresidente Allende). Obviamente él llega a esa acción porque no estaba dispuesto a dejarse humillar", comentó este martes, a los pies del monumento que lo recuerda, su hija, la senadora del PS Isabel Allende. "Es un orgullo, porque sabemos que él se quedó en La Moneda porque sabía que los presidentes constitucionales tienen que ejercer el mandato hasta el final", agregó la senadora. Su muerte fue recordada este martes por varias organizaciones de izquierda, que depositaron ofrendas florales en una antigua puerta del palacio presidencial por la que solía transitar el exmandatario y en el monumento que lo recuerda en el frontis de la casa de gobierno, en el centro de Santiago. A paso lento y gritando consignas a su favor, varios expartidarios celebraron una procesión hasta la puerta de la calle Morandé 80, donde depositaron claveles rojos y exaltaron la figura del expresidente, que llegó a gobernar 1.000 días. "Compañero Salvador Allende, presente; hoy y siempre", gritó un grupo de partidarios socialistas. "Aquí estamos para rendir homenaje al más grande y noble presidente que ha tenido el país", señaló por su parte Lorena Pizarro, presidenta de la agrupación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos. Pizarro reclamó además justicia para las más de 3.000 víctimas que dejó la dictadura. "No se pueden morir los violadores de derechos humanos en la impunidad", señaló. La justicia condenó a más de 200 años de presidio al jefe de la policía política de la dictadura, Manuel Contreras, y mantiene abiertos unos 350 procesos que involucran a unos 700 exmilitares y agentes civiles. Pinochet, entre tanto, fue perseguido por casos de violaciones a los derechos humanos y enriquecimiento ilícito, pero murió el 10 de diciembre de 2006 sin ser condenado. Como ocurre en cada aniversario del golpe militar en Chile, se registraron incidentes durante la madrugada en algunos puntos de Santiago, donde encapuchados instalaron barricadas incendiarias que obligaron a cortar el tráfico en varias calles. Para la noche de este martes, la policía preparó un operativo especial destinado a hacer frente a los enfrentamientos que suelen estallar en barrios periféricos de Santiago, donde los manifestantes se enfrentan a balazos, piedras y palos con la policía. A la entrada de barrios como La Pincoya, Lo Hermida o Villa Francia, cuyos pobladores dieron una dura pelea a la dictadura de Pinochet, se instalan habitualmente barricadas que impiden el paso de vehículos. Como precaución, en esta jornada, colegios y universidades, gran parte del comercio y las oficinas públicas cierran sus puertas más temprano para anticipar el regreso a casa.

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