
Llamó!
“Eran las 12.35 horas cuando decidí salir de la sala de lectura en el segundo piso, pero al llegar a la planta baja constaté que estaba todo cerrado y sin ninguna persona de las que allí trabajan, por eso tomé el teléfono de la misma biblioteca y llamé a la Municipalidad,” relató Sepúlveda, quien dijo haber corrido la misma suerte junto a otra lectora. “Me comencé a desesperar ya que nadie venía a abrirnos la puerta.
Desde la Municipalidad me instaron a que abriese alguna ventana y que saliera así del lugar. Junto a la otra persona procedimos a abrir uno de los ventanales que estaba sellado con espuma aislante, hasta que lo logramos, pero en el intertanto nadie llegaba a socorrernos,” añadió la afectada, quien logró su “libertad” a eso de las 13. 20 horas, sin antes sufrir tamaña angustia y desesperación, puesto que debía recibir a su hija a esa misma hora proveniente desde su colegio.
“Llamé incluso a una radio local para que la o las personas encargadas volvieran a abrir la puerta, pero estos llegaron cuando yo ya estaba en la calle. La funcionaria me dio como explicación que no se percató que había más gente en el recinto y que debió salir a hacer un trámite personal y que -agregó- incluso le pidió a otro colega que constatara que nadie quedaba en el segundo piso, lo que al parecer no se hizo con los evidentes resultados” terminó diciendo Cecilia Sepúlveda.
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