sábado, 9 de julio de 2011

Angolinos le dieron merecido último adiós al querido “Chechito”

Angol.- * Comerciantes y vecinos salieron a las calles con pañuelos blancos y lanzaron pétalos de rosa en homenaje a un hombre sencillo y humilde que supo ganarse el respeto de sus coterráneos a punta de trabajo y esfuerzo. Gran cantidad de angolinos se reunieron en distintas calles del centro de la ciudad para despedir hasta su última morada a Sergio Arévalo Illanes, de 68 años de edad, un antigüo personaje local que era conocido como “Chechito”.
“Chechito” falleció de manera fulminante el pasado miércoles, cuando se encontraba junto a su familia.
Al mediodía de este viernes, el cortejo fúnebre comenzó su recorrido por el sector céntrico, pasando por calles Lautaro y Chorrillos, donde era frecuente ver a este trabajador efectuando mandados a distintos comerciantes.
SINCERO HOMENAJE
En el trayecto se observaron notorias muestras de cariño y respeto por parte de la comunidad, ya que pese a que “Chechito” sufría de una discapacidad intelectual y tenía la mentalidad e inocencia de un niño, fue un hombre trabajador y responsable, que siempre estuvo dispuesto a colaborar con quienes laboran en el centro de la capital de Malleco, constituyendo un ejemplo de vida, ya que se ganaba el dinero a punta de esfuerzo y sacrificio.
Precisamente, fueron los encargados y propietarios de negocios grandes y pequeños quienes se dieron el tiempo para hacer un alto en sus labores, salir a la vereda, alzar pañuelos blancos al viento y lanzar pétalos de rosas lanzadas a la carroza que transportaba los restos de este angolino, en señal de reconocimiento a toda una vida residiendo y laborando en esta ciudad.
Son varios comerciantes hicieron presente que en diversas oportunidades le solicitaban pequeños favores, como salir a cancelar boletas de luz y agua, ir al banco o hacer mandados que “Chechito” realizaba con total disposición y sin pedir nada a cambio, conformándose con algunas monedas o tomar una once.
“Chechito” será recordado como un personaje de los cuales, a medida que transcurre el tiempo van desapareciendo de las calles angolinas, siendo destacado como ejemplo que la discapacidad intelectual no es ningún obstáculo para ser responsable, trabajador, honesto, amigable y servicial.
A partir del viernes, los restos del querido y recordado “Chechito” descansan en el Cementerio Municipal de Angol y ya no será parte del paisaje del centro angolino, donde se le veía raudamente caminando en dirección a cumplir encargos.

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