domingo, 16 de marzo de 2008

Curacautín, tierra de volcanes


Curacautín se ubica en plena cordillera de los Andes, una sinuosa carretera lleva hasta una suave meseta que domina los macizos cercanos, allí el 12 de marzo de 1882 fue fundado el fuerte por el coronel Gregorio Urrutia junto a varios caciques del lugar entre los que se encontraban Chueque, Huenuhueque, Illay, Cheuquepan y Lope entre otros.
En un principio su emplazamiento obedeció a un mayor control del paso por el valle de los que iban o venían de Argentina, sino que además influyó la enorme riqueza de bosques que la circundaban asegurando la economía de la población.
De este modo, este fuerte con el transcurso de los años se fue convirtiendo en un poblado donde las viviendas en madera eran comunes, una fachada continua de tabla traslapada, sencilla y con un gran patio fue una de sus características, en el mes de marzo de 1892 se realizó el plan de distribución de los sitios de la futura ciudad, por el ingeniero Francisco Munizaga los cuales fueron rematados al año siguiente.
De manera paralela se remataban los predios en los alrededores, transformándose en grandes fundos que le dieron trabajo, dinamizaron su economía en función de la actividad forestal, a lo que se sumo un mayor contacto con Argentina, de esta manera inicio su entrada al siglo XX.
La industria maderera fue la primera que surgió, los primeros aserraderos fueron de Belisario Inostroza en el cerro Amantible, el de Santos Cruces en Podenco, Ramón Araneda en Radalco entre otros, esto impulso el trazado del ferrocarril con el fin de extraer toda la riqueza generada por la explotación forestal, de raulí, roble y laurel.
Posteriormente después de vivir una aguda se inicia con una obra que si bien no emplaza en Curacautín, va a tener gran actividad en la ciudad generando fuentes de trabajo para sus habitantes. Esta obra tonifica la vida económica, en la utilización de mano de obra, abastecimientos y fletes de materiales, los que llegaban por tren hasta el poblado y desde allí transportados en carretas hasta Boca Norte.
Sin embargo, el poblado siguió creciendo en las décadas siguientes consolidándose otra industria la fabrica Mosso, en un terreno adyacente a la línea del ferrocarril se levantaron enormes galpones de hormigón, oficinas, y todo un complejo industrial incluida la casa de los dueños.
Esto permitió que la población tuviera un trabajo permanente, se impulso el desarrollo arquitectónico vinculado al Movimiento Moderno, con edificaciones de dos niveles, de hormigón, todo un símbolo de progreso al igual que el Teatro que se construyo en la ciudad.
Hoy en día, la comuna vive en diversos aspectos del recuerdo, la fabrica Mosso ya no esta, el teatro que transporto a un mundo de fantasía es ocupado por una iglesia, solo hoy el molino San Pablo sigue vigente en un enorme rascacielo de madera, sus jubiladas maquinas han vuelto a retomar la rutina de antaño

No hay comentarios: