domingo, 17 de agosto de 2008

Un chileno peleará por el título del tenis en China: " Una historia brillante"



Desde las 4 de la madrugada del domingo, Fernando González enfrentará al nuevo número uno del mundo, Rafael Nadal, en la final de los Juegos Olímpicos de Beijing.Chileno y español están igualados en duelos entre ambos (tres victorias para cada uno), pero es el europeo quien corre con todo el favoritismo para llevarse el oro.
"¿A quién prefieres como rival en la final?" le preguntaron a González el viernes, poco después del partido con James Blake, una pregunta que no es nada original y que, por lo mismo, suele recibir una respuesta igualmente cliché de parte de los tenistas. Algo así como "a los dos los respeto por igual" o "los dos son de temer". Pues bien, González rompió la regla y respondió: "lo que prefiero es que jueguen un partido largo".
Hay que recordar que González se enfrentará con un robot que nadapor perdido luchará con todas su fuerza Nadal va s ser un pardo muy duro y dificil para nuestro compatriota que va todo por ese oro mi logra el objetivo la plata esta segura.
No dejaba de tener razón. Aunque los finalistas tendrán el sábado para descansar, el desgaste de estos Juegos Olímpicos ha sido fuerte -por el calor, por el esmog, por las interrupciones por lluvia, por el calendario apretado- y el factor físico habrá que tenerlo en cuenta cuando el chileno y Rafael Nadal inicien a las 16 horas del domingo chino (las 4 de la madrugada en Chile) la pelea por el oro del tenis.
Sobre todo considerando que la final es a cinco sets y que el quinto es largo, de acuerdo a la normativa impuesta por la ITF. Por lo cansado que se le vio tras el duelo con Blake, un maratón de tenis no parece el escenario ideal para González, pero una victoria de trámite rápido es prácticamente impensable. Como sea, Nadal llegará más fresco: pasó el cuadro con holgura (salvo los tres sets a los que lo obligó el italiano Potito Starace en el debut) y su semi con Novak Djokovic, aunque también al máximo de mangas, fue cuarenta minutos más corta que la del chileno. Y eso puede pesar.
çLa historia entre ambos, contra lo que pudiera pensarse, está pareja: van 3-3. El problema es que la última victoria de González data del Abierto de Australia 2007, cuando jugó el mejor tenis de su vida.
Ahora es Nadal el que está en esa cuerda (será el número uno del mundo este lunes), y su apabullante 2008 es sustancialmente mejor que el irregular año de González, donde computa los cuartos de final de Roland Garros y los títulos de Viña del Mar y Munich como principales galones.
El partido debería plantearse en términos similares al que tuvo con Blake, aunque la lluvia de palos que se anuncia podría suponer, en ciertos pasajes, alguna estrategia más defensiva de parte de González.
Nadal, tras su victoria de ayer sobre Djokovic, se encargó de remarcar los méritos de González: "Nos conocemos bien y hemos jugado varias veces en el circuito. Es un muy buen tenista, con un derecho increíble. Será un partido muy difícil para mí".
Así lo ve Nadal, pero no todo el mundo: las apuestas están con él, los periodistas acá en Beijing lo dan como claro favorito, y la historia reciente en el circuito ahonda esa diferencia. Pero si es sólo por lo visto en la capital china, las fuerzas están parejas y la opción de que el chileno se cuelgue un oro no es tan remota.
González, en todo caso, no se inmuta por la inmortalidad olímpica que está ganándose. De hecho, cuando se le ha preguntado por los récords que ha batido o ayudado a batir (único chileno con medallas en juegos distintos; único que ha ganado tres preseas; mejor racha histórica del país con medallas en tres juegos consecutivos; miembro del exclusivo cuarteto mundial que ha ganado medallas en distintas olimpiadas, entre otras) su respuesta no es exactamente orgullosa:
"Yo no estoy compitiendo con los otros chilenos, yo lo que quiero es ganar medallas para mi país y mientras más chilenos ganen más medallas, mejor para todos", ha dicho.
Otra cosa es el ATP
La primera pregunta que surge tras una actuación como la que ha tenido González es cuánto puede influir en su futuro inmediato en el circuito. Y la respuesta, aunque quiera escucharse otra cosa, es simple: poca.
Las especiales condiciones de esta competición, remarcadas hasta el cansancio por los atletas de cualquier especialidad, desaparecen inmediatamente para los tenistas cuando vuelven al circuito ATP. La magia olímpica se acaba. De hecho, basta revisar los números: tras las medallas de Atenas 2004, González no volvió a tener una actuación sobresaliente sino hasta el Abierto de Australia 2007, cuando, recién ajustado por Larry Stefanki, jugó a niveles nunca vistos. Y lo de Massú es aún más claro: nunca más tuvo una actuación tan buena y, de hecho, tras los JJ.OO. comenzó su progresivo (y al parecer ya sin retorno) declive en el ranking.

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