jueves, 3 de junio de 2010

Fomento a la actividad frutícola, ley y buen futuro

Señor Director y Editor:
Los beneficios de la actividad frutícola son innegables. Basta observar la enorme transformación que sufrió la zona centro sur del país en las últimas cuatro décadas que paso de predios tradicionalmente lecheros o de cultivos tradicionales a plantaciones de diversos frutales. Lo mismo ha ocurrido más al sur con los cerezos, berries o la llegada del avellano europeo. Indudablemente destacable.
Lo importante es que en la balanza global siempre ha dado cifras azules y muy azules.
Se ha generado trabajo permanente y temporal, se han aprovechado condiciones de suelo y clima que antes no se habían explotado en todo su potencial, se ha generado la necesidad de mejorar la infraestructura predial, caminera, eléctrica, riego, de acogida a los trabajadores temporeros, además es un rubro que integrado a la pequeña propiedad y lo más relevante es la sensación de prosperidad y mirada positiva del futuro que esto ha traído para las comunas.
Es sabido, por ejemplo, que del total de jornadas de trabajo de la actividad frutícola, en general, el 34% es permanente y el 66% restante es temporal (poda, raleo, cosecha). Esto genera una dinámica de ciclo anual que es muy relevante al momento de generar mano de obra.
Que tal si esto se extendiera, se incentivara y se ampliara la frontera frutícola más allá de donde ha logrado llegar y además que ninguna iniciativa al respecto se viera obstaculizada por algún tipo de carencia o freno. Ahí llega un ligero aliento e incentivo.
En particular nuestra región cuenta con gran cantidad de valles cuyos suelos permitirían acoger mayores extensiones de inversión frutícola. Esto ya ha sido en parte estudiado por Ciren, Corfo y la UFRO.
Una ley de fomento a la actividad frutícola podría congregar objetivos y por ende beneficios múltiples que lograrían ir desde estímulos como el mejoramiento de infraestructura predial, ampliación o renovación de huertos, fomento de la agricultura de contrato, diversificación (frutales mayores, menores, fruto forestales), inversión en territorios deprimidos o incentivos a la contratación de mano de obra, etc. todos bajo un marco legal y no de manera dispersa.
Evidentemente que si el destino de la producción es la exportación es tema de análisis profundo, pero que en definitiva es un tema realmente digno de explorar.
Por último, Sr. Director, es importante relevar el tema de la fruta no solo como un producto agradable al paladar sino que hoy la fruta es sinónimo de salud, aspecto cada vez más importante en la población.
Un gran saludo para Usted y felicitaciones por su excelente medio.
Manuel Vial Alarcón
Ingeniero Agrónomo

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