jueves, 13 de mayo de 2010

Opinión: Cuando el asado se quema

Victoria.- ( Cristian Rodríguez Dominguez, Director www.intercomuna.cl)En lo que parece un cuento de nunca acabar, la municipalidad de Victoria se ha visto afectada administrativamente y mediaticamente por un escándalo que todas luces se pudo haber evitado. Desde hace unas semanas la Contraloría General de la República realizó una investigación sobre una supuesta capacitación que termino con una fiesta, asado y grupo musicales incluidos. Quizás el hecho en si, no reviste mayor trascendencia y pudo haber sorteado todos procesos administrativos, pero solo la tozudez de quien cree que estará eternamente en un puesto y que tiene el apoyo de figuras políticas transforma un error en mentira. El ex – administrador municipal, Alejandro Bustos, tratando de exculparse y pretendiendo que el expediente quedara en el olvido se desdijo de sus dichos para culpar a funcionarios de planta sobre la desprolijidad en el control. En suma, el solo trataba de ejecutar la frase: “yo sabia que no había que hacerlo, pero nadie me lo dijo”, muy propio de los operadores políticos quienes abusan de su puesto y se instalan como verdaderas eminencias cuyo capacidad esta muy lejana a cualquier mortal que no tiene el apoyo de un diputado o un senador.
La política chilena y especialmente en la Araucanía, donde el Estado es el gran empleador, esta plagado de este tipo de personajes que solo no solo logran manchar una gestión, sino una comuna entera que esta en el ojo del huracán por una cuestión tan básica como un asado, que bien se pudo haber cancelado con solo una cuota por participante.
¿Cuántos operadores políticos hay en la administración publica? Quizás esa no sea la pregunta correcta, lo lógico es preguntarse gracias a quienes están allí, y cuanta competencia tienen para lo que fueron contratados. En una región donde la pobreza sigue siendo parte del paisaje, un Estado que entrega un pésimo servicio, se requiere profesionales idóneos, creativos pero por sobre todo políticos probos y con altura de miras, sin esta última condición se seguirán haciendo asados a costa de los dineros fiscales.

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