domingo, 7 de marzo de 2010

Paradigmas de un nuevo gabinete y gobierno

Señor Directorn y Editor : Hasta hace poco –antes de ser elegido Piñera Echeñique- eran muchos los posibles gabinetes y personas miembros de la elite potencial la espera de ser designados ministros. Hoy perdedores, opositores, no nominados, políticos y analistas cuestionan la poca experiencia de los nuevos ministros y de los altos funcionarios gubernamentales (Afg).
Es ignorancia supina o juego intencionado de poker, afirmar que el equipo designado no tiene experiencia política, además de su indiscutible educación superior y doctorados. La opción por un gabinete neo-político altamente profesionalizado, doctorado y empresarial es a su vez una poderosa señal para el país, que incentivará a los estudiantes y aprendices de hechiceros en el arte de gobernar y otros ámbitos, a no conformarse con: una simple licenciatura, la mera experiencia, ser miembro de un partido pariente o amigo, la sonrisa fácil o inteligencia emocional para ocupar un cargo. El nuevo gabinete si posee una vasta experiencia para gobernar la polis chilena y esta se remonta a los profundos tiempos de la colonia del Reyno de Chile e inicios del estado republicano. A la experiencia de esta elite criollo-española se suma la tenacidad de inmigrantes que llegaron a Chile, la mayoría de las veces pobres y con un apellido raro en busca de progreso y que salieron adelante a costa de sus esfuerzos, estudios y conocimientos. A poco andar los nuevos avenidos a Chile se mezclaron con las familias patricias pudientes y de amplia experiencia en el arte gobernar el estado nación.
El estilo y experiencia –expertitud ciencia- de la elite hoy designada para integrar el nuevo gabinete de gobierno es el reflejo de la tradición y de cómo siempre han hecho los chilenos: apellido, los más educados, experticia probada y capacidad de emprendimiento. Estos criterios han dado estabilidad institucional y prestigio a la república aunque cueste a muchos reconocerlo. Incluso la izquierda tradicional replica estos conceptos en su modo vertical, centralizado y autoritario de manejar sus propios partidos y ministerios cuando han accedido al gobierno. Esta elite es la misma que ha dirigido los partidos progresistas y díscolos de otros tiempos: primero pipiolos, luego liberales, radicales, deces, mapus, pepedes y hoy udis y errenes que acceden al nuevo gobierno. Los análisis de coyuntura deben hacerse con perspectiva histórica y ver más allá de la obvia biografía, rencores y chimuchina.
La selección de nombres desde esta clásica elite ahora designada por el presidente Piñera Echeñique -al igual que en el pasado-se basa en poner a los más capaces, empresariales y cultos en sus respectivas materias. La concertación tuvo la oportunidad -en 20 años- de cambiar las cosas y practicar un modo diferente de hacer gobierno, pero se acomodaron, repitieron el modelo y viejas fórmulas aplicadas desde tiempos ignotos. Cuando pudieron no innovaron en estos asuntos y finalmente menospreciaron el conocimiento anteponiendo a él la mítica capacidad política y componenda entre los mismos de siempre.
La experiencia de gobierno de la elite se ha transmitido de generación en generación en el seno de las familias y tradicionales universidades chilenas. Su práctica exitosa ha hecho de nuestro país una República reconocida en el mundo, independientemente sus aciertos, desaciertos, injusticias e inequidades, que solo señalan necesidad de más democracia y excelencia en la gestión partiendo: por los propios partidos políticos.
Gobernar un país hoy requiere know how, saber avanzado, alta tecnología y valores. El poder y la sobrevivencia de las naciones radican en el conocimiento. Si alguna crítica hay que hacer a las nominaciones recientes del presidente Piñera Echeñique es que los Ministro de Salud y Agricultura no posean doctorados. Ambos campos de gobierno hoy son sofisticadas y complejas materias que invitan a refundarlos como Ministerios de Salud & Ciencias Médicas uno y Ciencias y Negocios del Mar la Tierra el otro, separando al mismo tiempo los temas políticos y gremiales de aquellos propios de la tecnología y el conocimiento.
En educación fue donde la concertación a poco andar perdió a sus ministros post-doctorados mejor preparados, favoreciendo una alternativa política, que los llevó a muy pobres resultados con el consiguiente retraso de las ciencias educativas y la formación de la población: ¡20 años permitían mejorarlo todo! En educación hoy podríamos tener hasta un 50% de la universidad hecha en la casa o en el propio lugar de trabajo, no así la investigación pura. Algo parecido en educación media y básica favoreciendo la integración de la familia. Gobernar la educación requiere nuevos paradigmas y apoyarse en los mejores doctores, investigadores y practicantes de estas ciencias de la educación a nivel mundial, como cuando se trajo a Chile la excelencia docente alemana, y fue creado el prestigiado y hoy maltraído Liceo de Aplicación-es Pedagógicas. La sociedad del futuro y del conocimiento requiere que todos los chilenos por razones estratégicas, accedan a la educación superior, dado el pequeño tamaño de nuestra población. Hay que ir a otra discusión y solución diferente a que si público, municipal, privado o subvencionado.
El gabinete recién designado es a nuestro entender el más político y fríamente calculado de todos los tiempos. Su currículo está plagado de doctorados y másteres y es consistente con su lema de “hacer un cambio” y gobierno distinto. De seguro, si este gabinete hubiese sido de “políticos” la acusación sería: ¡Faltan doctorados! Así es el juego acomodaticio de la política.
El mundo y las naciones desarrolladas basan su éxito en poderosas economías encabezadas por sus grandes empresas privadas y o públicas. Sin grandes empresas complejas y altamente competitivas a nivel mundial cualquier esfuerzo sustentado solo en las Pymes –para generar febles empleos- es inconducente al desarrollo. Estados Unidos tiene a sus acorazados GM, IBM, etc.; Suecia a sus Ikea`s, Japón a sus Matsushita´s, y así sucesivamente. Las grandes empresas son la punta de lanza del crecimiento y desarrollo post moderno sin ellas las Pymes no tienen futuro. Chile requiere una política de estado pro Gymes (grandes y medianas empresas) con urgencia, para competir internacionalmente y generar empleos profesionales de alta calidad y bien pagados, mas allá de la escuálida sobrevivencia e informalidad que otorgan los loables esfuerzos de las Pymes. Sin este caballo de tiro de las grandes empresas –Gymes- la publicitadas Mipymes no tienen futuro, aunque este sea un discurso políticamente incorrecto hay que decirlo directamente: sin poderosas Gymes en Chile cualquier esfuerzo a favor de la Mipymes es inconducente al desarrollo y un botadero de recursos. ¿Qué sería de la economía de Chile sin sus CAP, Codelco, Cencosud, Papeleras? De ellas dependen miles de Mipymes. Incluso muchas de nuestras grandes empresas son pequeñas a nivel mundial y necesitan apoyo y una “Política de Estado Pro Gymes” para que puedan competir y sobrevivir en una economía global y del conocimiento complejo.
Los cambios verdaderos generan dinámicas que sorprenden a sus propios autores y pasan sobre sus creadores y críticos. También en este nuevo siglo hay que innovar métodos y contenidos de hacer oposición y no repetir viejas fórmulas inefectivas que ya incomodan a la gente. ¡Que pronto se olvida que fueron los “gabinetes políticos tradicionales y sus tácticas” los que hicieron perder el gobierno a la presidenta Bachelet! Dos hechos marcarán la historia política de este siglo: que por primera vez una mujer llegó a la presidencia y que también una mujer fuese la encargada de entregar democráticamente el gobierno a la derecha después de estar 52 años fuera del ejecutivo. Lo anterior demuestra que hoy no basta con popularidad y gabinetes expertos en política para tener éxito y hacer un buen gobierno. La ciudadanía votó por algo diferente: resultados, las cosas oportunas y bien hechas. Es probable que la centro izquierda con gabinetes menos "políticos", apoyándose en el conocimiento de los mejores y un estilo más ejecutivo -como el que nos anuncian- se hubiese mantenido en el gobierno.
La revisión y autocritica de las clásicas fórmulas de gobierno debe comenzar internamente en los propios partidos. En ellos abunda la dedocracia e inexperticia, a pocos importa los conocimientos y las competencias profesionales al momento de nombrar candidatos que incluso llevaban a algunos a inventarse títulos profesionales. Priman las lealtades a ultranza sobre las competencias profesionales y técnicas, como ocurre en el conglomerado de Escalona-Rossi, donde sus militantes desesperados reclaman democracia y nadie les escucha.
Hay unas nuevas maneras de hacer política en el mundo post moderno, que ya no responden a cánones y gestión del pasado y que van más allá de la parafernalia mediática “tipo Meo”. El buen gobierno va acompañado de requerimientos y de competencias profesionales y humanas cada vez complejas y con menos voluntarismo. La gobernación -gobierno de la nación- va unida hoy a la educación superior y la investigación que implican los doctorados y post doctorados. La industria del fútbol nos enseña que no sería malo incorporar ministros y subsecretarios extranjeros y coaching de nivel mundial, para mejorar la excelencia del gobierno local, como ya se hizo en el pasado con destacados personajes históricos como Andrés Bello, entre otros científicos, que hicieron grandes aportes a la modernización de nuestra patria y de la ciencia. Ideas como estas son aún inaceptables para la comunidad tradicional que aún gobierna la política chilena.
Hoy se requieren talentos globales del más alto estándar universal en todos los ámbitos para el gobierno nacional y para la generación e implementación de políticas públicas de calidad. Las competencias en varias de estas materias no están disponibles todas en Chile. Si queremos innovar y cambiar hay que traer ese know how y conocimiento del extranjero, poco es lo que investigamos y publicamos, menos lo que innovamos. No basta con los post grados de algunos subsecretarios, ministros y Afg. A propósito de experiencia política vale recordar una canción de León Gieco "ojalá que no tengan experiencia suficiente". Para la sociedad que viene lo relevante es el conocimiento y el saber superior que solo provee la investigación -pura y aplicada- generada a partir de alianza público- privada: empresas, universidades investigadoras, ministerios, organismos y consultoras especializadas en el conocimiento.
Los tratados sobre cambio organizacional señalan que “la resistencia al cambio” se manifiesta en todos los progresos de innovación al enfrentar nuevas realidades; partiendo por nuestra propia resistencia a cambiar. Tendemos a responder a los nuevos problemas con viejos patrones mentales y soluciones del pasado; lo mismo ocurre con los políticos y analistas tradicionales. La experiencia política por si sola de poco sirve si queremos ir al desarrollo, al contrario retrasa el progreso. Rutinas mentales como “que más sabe el diablo por viejo que por diablo” o que “la experiencia es la madre de la ciencia”, solo son ciertas si se trata de hacer viejas diabluras políticas. Estos esquemas mentales para la acción fueron válidos en tiempos pretéritos, pero no en la sociedad del conocimiento. Hoy se requiere hacer uso de las “experie-ciencias” que tiene sus estrictas metodologías y planes de acción.
El crecimiento y desarrollo organizacional de un país obliga a hacer bien las cosas y sin improviso. Lo mismo aplica para la izquierdas y derechas en el arte del buen gobierno y la gestión en sus débiles partidos (hoy con militantos mas que militantes). Debemos respetar las metodologías, disciplinas, el conocimiento, y el “saber hacer”, y el planing estratégico para llegar al desarrollo. El voluntarismo del “querer es poder”, esencia de la acción política tradicional, llevó a la derrota reciente de la concertación e izquierda tradicional. El pueblo “intuitivamente sabio” mas que votar por la derecha, votó por un cambio, incluido el hacer cambiar a la propia concertación de centro-izquierda de la que muchos de los votantes de Piñera Echeñique eran parte, muchos queriendo hacerlo no se atrevieron a votar cambio por razones ideológicas. El cambio votado por los ciudadanos requiere nuevos contenidos, formatos, metodologías y conocimientos vengan de donde vengan. El pueblo y los empresarios votó por: resultados, empleos de calidad y mejores ingresos propios en vez de dádivas asistenciales.
"Cambia todo cambia" y también la forma de hacer política y es tan rápido que cambiará hasta el propio cambio. En esta vorágine y nuevo escenario el arsenal de respuestas y recetas del pasado es inoperante para enfrentar los problemas del presente y del futuro, como lo fue la derrota de la mas experta caballería europea frente a los tanques en la segunda guerra mundial. En el enfrentamiento entre “la vieja política de la experiencia” y “la nueva política del conocimiento y la excelencia” está claro el vencedor. Valorar el conocimiento y desarrollar la investigación de sustento, apoyándose en los mejor capacitados para gobernar en diferentes ámbitos será la madre de todas las batallas y el desafío central del presidente electo Piñera Echeñique. Ojalá tenga la tenacidad y los apoyos para sostener este cambio frente a las presiones de los perdedores y los viejos paradigmas.
En el nuevo escenario mundial todos deben estar dispuestos a abandonar sus más queridas ideas y métodos para probar nuevas respuestas basadas en la tecnología, investigación sistemática y el conocimiento, que cambia noche a día. Hay que buscar nuevas fórmulas que nada tienen que ver con el pasado para ir al esquivo desarrollo. El éxito será de los países que dominen los conocimientos, la ciencia y la aplicación de tecnologías con valores. Si los políticos y analistas partidarios de la mera experiencia como eje de gobierno reclaman es señal que el cambio comienza a cabalgar diría el perspicaz Sancho. ¿Qué nuevo resultado podría dar un gabinete de experimentados políticos en el gobierno?
Eso ya lo sabemos, pero tendemos a repetirlo. Cambiar no es fácil y nos aferramos al pasado debido a nuestros temores a lo desconocido. Por muchos años probamos con vieja profesiones y enfoques clásicos de los abogados, médicos, sociólogos y políticos de la experiencia probada junto a operadores sin preparación. Resultado: los experimentados políticos perdieron la última elección, los innovadores ganaron.
En el mundo competitivo que Chile enfrenta, el dominio de las ciencias empresariales y económicas es clave como lo están haciendo los países que llevan la delantera. Hay que probar otros derroteros sustentados en los conocimientos superiores de las nuevas profesiones emergentes y bussines propias del mundo moderno, es el mandato de la soberanía popular el 17 de Enero: respetémoslo, no prejuzguemos, demos una oportunidad a esta nueva visión más económica y empresarial que busca Chile para ir al desarrollo.
Quien afirme que este nuevo gabinete no es un cambio en la forma de gobernar la polis significa que nada entiende, pues es el gabinete mas político de los últimos cinco decenios. Los paradigmas ideológicos y adeológicos de la post-postmodernidad han llegado, la derecha y centro y la izquierda pueden incorporarlos. No solo debe cambiar el gobierno, sino también la forma de hacer oposición y considerar y valorar el conocimiento, la innovación y las metodologías científicas si quieren influir con sus ideas en pueblo cada vez mas informado a través del acceso a la internet y otros medios. El pueblo chileno gústenos o no hoy quiere consumo y capitalismo, dentro de sus esquemas de clásicos de valores conservadores: familia, campo, cueca, solidaridad, chilenismo, etc. La presión y demanda de consumo y capitalismo la llevan prioritariamente las mujeres y los jóvenes que ya no se conforman con lo que tuvieron y consumieron sus padres y abuelos. Los hombres adultos tuvieron siempre en el pasado otros satisfactores económicos y sociales.
El conocimiento en el mundo moderno está en las universidades que investigan, en las consultoras de estudio, en los thinks tank, en los departamentos de investigación e innovación de las empresas privadas y organismos públicos como Infor, Inia, Conicyt, entre otros accesibles vía internet, que deben ser potenciados y modernizados. Si la oposición –por su parte- no innova e investiga y no busca formas creativas de ser y hacer oposición y seguirá aferrada a sus viejas experiencias políticas del pasado y les será muy difícil que recobrar el gobierno.
Estamos en la era del conocimiento, del aprendizaje y el desaprendizaje. Una década en generar conocimientos equivale a un año de los comunes. Hay que respaldar y fomentar las universidades investigativas y las agencias generadoras y administradoras del conocimiento y aplicación de los nuevos a los emprendimientos así como la creación de más doctorados que investiguen en Chile insertos en las redes mundiales. Gobernar es un arte no exento de poesía, no basta con la investigación y la experiencia -madre de la ciencia- hay que hacerlo con los mejores, y sin olvidar el management, la planificación y la estrategia.
Omar Villanueva Olmedo

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