sábado, 20 de marzo de 2010

Nuevas autoridades

Señor Director Y Editor: Hasta hace poco –antes de ser elegido Piñera Echeñique- eran muchos los posibles gabinetes y personas de izquierda, centro y derecha miembros de la elite potencial la espera de ser designados ministros. Hoy perdedores, opositores, no nominados, políticos y analistas cuestionan la poca experiencia de los nuevos ministros y de los altos funcionarios gubernamentales (Afg).
Es ignorancia supina o juego intencionado de póker, afirmar que el equipo designado no tiene experiencia política, además de su indiscutible educación superior y doctorados. La opción por un gabinete neo-político altamente profesionalizado, doctorado y empresarial es a su vez una poderosa señal para el país, que incentivará a los estudiantes y aprendices de hechiceros en el arte de gobernar y otros ámbitos, a no conformarse con: una simple licenciatura, la mera experiencia, ser miembro de un partido pariente o amigo, la sonrisa fácil o inteligencia emocional para ocupar un cargo. El nuevo gabinete si posee una vasta experiencia para gobernar la polis chilena y esta se remonta a los profundos tiempos de la colonia del Reyno de Chile e inicios del estado republicano.
A la experiencia de esta elite criollo-española se suma la tenacidad de inmigrantes que llegaron a Chile, la mayoría de las veces pobres y con un apellido raro en busca de progreso y que salieron adelante a costa de sus esfuerzos, estudios y conocimientos. A poco andar los nuevos avenidos a Chile se mezclaron con las familias patricias pudientes y de amplia experiencia en el arte gobernar el estado nación.
El estilo y experiencia –expertitud ciencia- de la elite hoy designada para integrar el nuevo gabinete de gobierno es el reflejo de la tradición y de cómo siempre han hecho los chilenos: apellido, los más educados, experticia probada y capacidad de emprendimiento.
Estos criterios han dado estabilidad institucional y prestigio a la república aunque cueste a muchos reconocerlo. Incluso la izquierda tradicional replica estos conceptos en su modo vertical, centralizado y autoritario de manejar sus propios partidos y ministerios cuando han accedido al gobierno. Esta elite es la misma que ha dirigido los partidos progresistas y díscolos de otros tiempos: primero pipiolos, luego liberales, radicales, deces, mapus, pepedes y hoy udis y errenes que acceden al nuevo gobierno. Los análisis de coyuntura deben hacerse con perspectiva histórica y ver más allá de la obvia biografía, rencores y chimuchina.

Omar Villanueva Olmedo
Director OLIBAR Consultores

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