Resulta sorprendente el descaro y la desvergüenza con la que actúa el candidato empresario de la derecha política de este país Sebastian Piñera. Como es posible que se le ocurra utilizar un momento de profundo dolor para una familia empobrecida con el objetivo ganar como si fueran acciones en la bolsa unos cuantos votos en Diciembre.
Acaso Piñera no comprende que visitar a la familia de la joven asesinada en un bus del Transantiago representa la expresión más brutal de las contradicciones del modelo económico bajo el que se ha enriquecido y lucrado de manera obscena. Acaso Piñera no logra comprender que la marginalidad y pobreza en la que viven pobladores de la Pintana y de otras comunas de este país, es producto de la concentración de la riqueza y la mala distribución de la misma que genera el modelo económico que su sector defiende.
Acaso Piñera, no logra entender que por la culpa de unos cuantos empresarios ambiciosos y explotadores muchos niños y niñas de estas comunas se ven obligados a trabajar para aportar a sus familias por que los sueldos de miseria con que la clase patronal reconoce el trabajo de los obreros no alcanza para parar la olla.
Tan difícil es respetar para este especulador bursátil el duelo desgarrador de perder un hijo, negando la contención y el apoyo y aprovechando este momento para expresar promesas de su “futuro gobierno” intentando capitalizar la muerte de un niño trabajador como un mero recurso de campaña.
La respuesta de los pobladores, expresa el rechazo de los honestos y humildes por aquellos que siendo ricos y millonarios, no trepidan esfuerzos en enriquecerse aun más, la ambición será el talón de Aquiles de las pirañas disfrazadas de cordero, y es justamente frente a esas contradicciones y desmarques que la cultura popular expresa de manera contundente la mas sabia de las respuestas: el desprecio.
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