sábado, 17 de mayo de 2008

Madre de bailarín de TV estuvo en Traiguén


TRAIGUÉN.- Mónica Garrido Díaz de Barias estuvo unos días de visita en nuestra ciudad. Ella es madre del joven y promisorio bailarín Esteban Barias, que participa en el programa Rojo del Canal Nacional de Televisión. Mónica, acompañada de su hermana Jimena llegaron a nuestra ciudad a pasar el feriado, que se inició con el Día del Trabajador y disfrutaron de hermosos tres días, de una ciudad encantadora y de buena gentes, según expresaron, luego de salida a conocer y comprar.
Mónica, como no podría ser de otro modo, siguió atentamente en el televisor la actuación de su hijo Esteban y nos informó de entretelones del actuar de los participantes en el concurso del canal; la convivencia en casas de compañeros y sobre todo la intensidad del trabajo de horas y horas de
ensayo.
Durante el día y también en la noche conversaba con su hijo y también con su esposo, Alex, para informarse de su grupo familiar, donde había dejado precisas instrucciones mientras durase su ausencia.
Mónica es poseedora de una envidiable cabellera de un rizado natural que la tiene desde que nació y es admiración de cuantos la ven. Nos dijo que solicitará a su hijo Esteban que, si le es posible, envíe saludos a los traigueninos y su ciudad a través de la participación televisiva.
«Olor a Traiguén...»
Fue la emocionada reacción de Jimena Garrido Díaz, santiaguina de nacimiento, pero con raíces sureñas, al transitar por el nuevo puente sobre el río Traiguén, apreciar la hermosura del paisaje y respirar el aire con olor a campo y a hierba.
Dilatando sus fosas nasales hinchó sus pulmones, acostumbrados al smog capitalino, creando la hermosa figura al decir «olor a Traiguén; qué rico, nunca me olvidaré de este instante...»
Esta paseante capitalina apreció, en el Barrio Los Molinos, la admirable construcción del Molino de José Bunster; la hoy apagada Fundición de Max Hannig; la espectacular piscina elevada, el edificio de la armaduría de cocinas y estufas a leña; los talleres donde se fabricaban clavos y grampas de variadas dimensiones y deploró el término de tanta actividad; pero nos dejó la bella imagen: «olor a Traiguén».

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