viernes, 16 de mayo de 2008

La dura realidad de los pequeños agricultores


En el transcurso de la semana he recorrido varios sectores rurales constatando la gravedad de la sequía que afecta a diversos campesinos, principalmente los pequeños agricultores y las comunidades mapuches. Pero el abandono de los campesinos no es un dato nuevo, el año pasado los afectó la nieve, lo que disminuyó la capacidad de la tierra afectando los cultivos, en el mes de diciembre las altas temperaturas aceleraron la madurez de cereales y frutas, y en la actualidad la ausencia de lluvias los afecta aún más.
Pero el tema agrícola no está relacionado solo al cultivo de la tierra, es todo un engranaje que afecta no solo los procesos productivos, sino la vida diaria, no hay agua para beber, no se dispone de los medios necesarios para lavar la ropa y menos aun para el riego. Por otro lado, se secan los pozos, los ríos se convierten con suerte en hilos de agua, no hay pasto para los animales, vivir a diario este tipo de situaciones va afectando a cada uno de los miembros de la familia y lo que es más grave, sus esperanzas.
A ello se suma el bajo rendimiento de las tierras, se pierden el trabajo de todo un año y los recursos no llegan, no hay ahorro, solo se piensa en la supervivencia. Es verdad, no todos corren la misma suerte, a algunos campesinos, los problemas nos afectarán más tarde, pero aquel que tiene escasos recursos solo depende de la ayuda estatal, de que la municipalidad le lleve el agua para beber. Esto en la actualidad no está ocurriendo con la regularidad necesaria, la importancia del agua difícilmente lo puede comprender un habitante de la ciudad quien está acostumbrado a abrir una llave y disponer libremente de ella.
En el campo, hoy en día muchos deben recorrer varios kilómetros para conseguir unos pocos litros, almacenándola en envases que no cuentan con las medidas sanitarias, de ahí que sea necesario impulsar de manera sostenida los proyectos de Agua Potable Rural (APR), su ejecución dará condiciones mínimas para un campesino, el tener agua de manera constante y segura, mejorando su calidad de vida.
Diversos sectores anhelan disponer de estos proyectos de inversión, recientemente así me lo hicieron saber los pequeños agricultores del sector Las Piedras. Sin duda, el vivir y nacer en el campo me permite comprender mejor sus problemas, son experiencias compartidas, ese es el sueño de diversas comunidades mapuches y de pequeños agricultores que anhelan tener el agua potable que disfrutan las autoridades cada mañana cuando se levantan y que estoy dispuesto a hacer realidad si soy alcalde.

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