La plaza Aníbal Pinto de Victoria, ubicada en calle Chorrillos antiguamente conocida como calle Comercio, vio crecer a muchas generaciones de victorienses y en sus entornos pasearon y jugaron quienes hoy son hijos destacados de Victoria. Sin embargo nada de eso importó al momento de decidir convertir este patrimonio en un loteo de terrenos destinado a desaparecer bajo el cemento.
Bastante asombro y decepción está causando en los residentes de Victoria la decisión del Alcalde Jorge Saffirio (DC) ocupar los terrenos de la histórica plaza para construir allí el nuevo cuartel de la Policía de Investigaciones, dando así continuidad a una lamentable desaparición de parte de la historia fundacional de Victoria. Estos terrenos que fueron convertidos en un loteo de sitios durante el régimen militar no respetaron el significado histórico del lugar, negando la calificación de «espacio público» o de «patrimonio cultural» que por derecho propio le pertenece.
Desde el punto de vista legal, este proceder del municipio se ajusta a derecho, y cumple un acuerdo desde hace ya treinta años en que se asignaron estos terrenos para uso fiscal, en especial a Investigaciones. Y como en la actualidad existen los fondos para construir se ha hecho uso del terreno asignado, en desmedro obviamente del patrimonio comunal.
Cuando se fundó el Fuerte Victoria que dio inicio al asentamiento humano en esa zona, fue esta plaza, señalada como centro neurálgico del naciente pueblo. Allí llegaron los primeros Colonos traídos a La Frontera por la Oficina Nacional de Inmigración. Allí se realizaron las primeras celebraciones militares que dan el apelativo de Plaza de Armas. En sus áreas urbanizadas los primeros habitantes pasearon con sus hijos y vecinos. Por mucho tiempo el corazón cívico de Victoria latía en esta Plaza, hoy expuesta nuevamente a un malintencionado olvido por parte de quienes supuestamente se comprometen a velar y proteger el patrimonio comunal.
Existen instancias donde se puede apelar a esta resolución, pero necesariamente necesita de un sustento jurídico y del apoyo de la comunidad, situación difícil de obtener considerando la apatía cívica de estos años en que frente al avance de un progreso depredador no ha existido una resistencia sólida y coherente. Muchas veces se ha preferido la construcción de grotescos edificios comerciales para aparentar un desarrollo urbano que no es nada más que un subdesarrollo humano.
Ya hubo un primer vejamen al construir un gimnasio en sus áreas, convirtiendo lo que en otra época fue una plaza en un «antejardín gigante» de un edificio público. De nada sirvieron en ese entonces los reclamos de los habitantes, la fuerza militar era superior y no se acostumbraba reclamar mucho. Sin embargo en estos tiempos de democracia al parecer tampoco se toma en cuenta la opinión de la gente, ya que tanto el Alcalde Saffirio como representantes del Gobierno Regional han dado su aprobación al loteo de los terrenos de la plaza y al proyecto que busca levantar en sus áreas un edificio institucional para la Policía de Investigaciones, todo esto al parecer en un comodato gestado sin considerar opiniones de historiadores, representantes ciudadanos, profesionales de urbanismo, y menos a la comunidad de Victoria.
¿Será posible evitar la destrucción intencionada de la historia de Victoria y de La Frontera a la vez? ¿Son la modernización y el desarrollo urbano excusas viables para atropellar la memoria de generaciones de hombres y mujeres que forjaron la región? ¿Qué diremos a nuestros descendientes cuando pregunten dónde jugaban o caminaban sus antepasados?
Seguramente señalaremos una gran mole de cemento y acero y con nostalgia tendremos que decir: «Hubo una vez...»
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