jueves, 17 de abril de 2008

La ciudad de Ginebra distinguió a Flor Calfunao-Paillalef con el premio “Mujer exiliada, mujer comprometida”


Alberto Dufey de www.swisslatin.ch
Flor Rayen Calfunao-Paillalef nació el 28 de agosto de 1961 en Temuco, Chile y reside en Suiza desde 1996. La ciudad de Ginebra le concedió recientemente el premio “Mujer exiliada, mujer comprometida” por su trayectoria en la defensa de los derechos del pueblo mapuche y de los trabajadores migrantes en el sector de la hotelería.
De entrada Flor Rayen nos corrige cuando nos referimos a los ‘mapuches de Chile’. “No somos ni de Chile ni de Argentina, somos simplemente Mapuches, un pueblo que no se identifica con la identidad chilena, una identidad que se nos ha impuesto. No somos chilenos y el aceptar que nos asimilen significa aceptar esa imposición”, explica.
Ella representa en Ginebra a su comunidad Juan Paillalef, ubicada cerca de un pueblito llamado Los Laureles, distante a 55 kilómetros de Temuco.
Un premio que legitima su lucha
“El premio significa mucho para mi, pero ante todo es un reconocimiento internacional a la lucha de todo el pueblo mapuche y nos ayuda a dar a conocer el problema que se vive actualmente en la ‘democracia chilena’ entre comillas, subraya.
Al respecto cuenta emocionada que “un hermano mapuche en la clandestinidad al enterarse del premio, caminó varios kilómetros hasta encontrar una conexión Internet de donde le escribió un e-mail para felicitarla. El lamngen (hermano) es uno de los tantos mapuches que no ha querido aceptar la arbitrariedad del estado chileno de criminalizar la lucha y su mensaje me conmovió mucho”, cuenta Flor Rayen.
“Este premio me ha legitimado en esta lucha, en particular me ha permitido participar en los diferentes foros de la ONU, donde explicamos a la comunidad internacional la persecución y la violación a los derechos humanos que está cometiendo a diario el gobierno chileno con el pueblo mapuche”, agrega.
Un gobierno enfermo
En cuanto a las acusaciones del gobierno chileno de que los mapuches son manipulados por terroristas, Flor Rayen (foto)responde airada:
“El pueblo mapuche nunca se ha movido a otra parte de Chile para crear problemas. Todos los problemas ocurren en las comunidades mapuches. Los carabineros entran sin permiso a las casas, revientan sus sacos de harina, se hacen caca y pipí en las ollas de los mapuches. ¿No es eso un Estado enfermo?, pregunta.
“Y después dicen que somos manipulados por organizaciones terroristas. Consideran terrorista a una persona que se defiende cuando la torturan, cuando una persona reclama sus derechos y que reivindica sus tierras, para que no se las contaminen y no les maten sus animales”. El Estado chileno está mal, afirma consternada.
¿Y que piensa de la política chilena de entrega de tierras?
“El territorio mapuche se extiende del Bio-Bio al Sur. Ahora la compra de tierras del Estado y su entrega a los mapuches, en eso el Gobierno no está más que devolviendo lo que se les había robado a los mapuches, nada más”, sostiene.
En cuanto a las organizaciones mapuches, Flor Rayen precisa que ella no trabaja con ellas, pero si valora lo que hacen. “Aquí en Ginebra nos preocupamos directamente de las comunidades, hay contactos pero no trabajamos con ellos, nos ocupamos de aquellos que no tienen organizaciones y que están solos en su lucha”.
Sobre los colonos suizos en la Araucanía
En cuanto a los colonos suizos, “en mi caso nunca he tenido contacto con ellos, pero en cambio aquí en Suiza he aprendido lo que fue esa emigración, y considero que la que llegó a Chile no fue la mejor”.
“Por esa razón ellos no tienen respecto con nuestro pueblo, siempre han querido imponer sus estilos y modelos de vida, que a nosotros no nos pertenece y tampoco nos interesa”.
“Hay bastante suizos en el territorio mapuche, yo lo he comentado aquí para hacer ver que antiguamente entraba mucha gente, como el caso del señor Luchsinger, que cuando llegó, el Estado le regaló todo, en cambio actualmente un mapuche tiene que luchar, pasar años de cárcel, hacer huelgas de hambre, para que se les respeten sus derechos y tener un lugar digno donde vivir, cosas que a otros, todo se les dio”, enfatiza.
No obstante, en Suiza sostiene conversaciones con Stephan Schmidheiny, magnate helvético con amplia presencia económica en Latinoamérica, y propietario en Chile de Masisa, una de las principales empresas forestales en territorio mapuche.
En defensa de los emigrantes
Pero Flor Rayen no sólo dedica su tiempo a la lucha de su pueblo. Es también miembro reemplazante de la comisión de trabajadores migrantes en el sector de la economía doméstica del sindicato Interprofesional de Trabajadores (SIT).
“La emigración ha existido siempre, pero cuando era de Norte a Sur no habían barreras, pero ahora que es de Sur a Norte tenemos un sin fin de problemas, de descalificativos, de malos tratos, no se le reconocen los títulos a los profesionales, ni se les permite seguir educando a los hijos de los sin papeles”, dice.
En cuanto a proyectos, Flor Rayen trabaja intensamente en torno a la creación de una Misión Permanente Mapuche ante la ONU, una especie de “embajada” que permitirá contar con un órgano representativo ante los organismos internacionales con sede en Ginebra.
Swisslatin / A. Dufey

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