sábado, 5 de abril de 2008

El Túnel “Las Raíces” y su pueblo: Boca Norte.


El ferrocarril en la provincia de Malleco ha marcado el desarrollo de las ciudades y ha sido motivo de orgullo por la vida generada tras su estela de humo, sumada a las obras de infraestructura que se han levantado en la provincia, el viaducto del Malleco y el Túnel “Las Raíces”. Este último fue durante muchos años uno de los más largos de Sudamérica, en la primera mitad del siglo XX.
En tanto, su construcción de largos años, llegó a casi una década, germinando un pequeño poblado que se estableció como campamento, Boca Norte. Uno de los investigadores que ha indagado en su búsqueda es Fernando Koch, en su publicación “Regreso desde el olvido”, recoge las historias de gente sencilla del ramal Púa a Lonquimay dando cuenta de su importancia dentro de la construcción del trazado.
Hace un par de años, tuve la suerte de recorrer cada una de sus estaciones, muchas de ellas ya no están, al igual que el poblado de Boca Norte. La construcción del túnel obligó a desarrollar toda una infraestructura para poder dotar de la maquinaria necesaria para la obra. Las faenas de construcción del túnel se iniciaron en el mes de noviembre de 1929, con la adquisición de los elementos necesarios, el mejoramiento del camino público entre Curacautín y Lonquimay y la construcción de un camino privado de alrededor de 5 kilómetros de largo entre el kilómetro 38 del camino público y Boca Norte, debiendo también aquí construir un puente de 20 mts., para atravesar el río Cautín.
La empresa trabajo desde 1929 hasta 1934, gracias a la propuesta adjudicada, y luego existió una segunda etapa de construcción que va desde 1934 a 1939, la cual fue ejecutada por la misma empresa, pero por administración y a cargo del Ministerio de Obras Públicas, siendo terminadas en 1938, con una inversión total de $32.897.238 pesos, incluyendo la liquidación a los ex contratistas.
El túnel según lo señala el investigador, fue una “obra fundamental y monumental en el desarrollo del tren trasandino” que tenía su propia expresión en la Araucanía, conectar el Atlántico con el Pacifico.
Ese fue el rol del poblado, constituirse en el apéndice del único bastión que impedía aquella unión. Su trazado estaba definido por la curva que antecede al acceso del túnel, de manera circular, se ubicaban las viviendas de los obreros, uno tras otro conformaban el perímetro y una plaza circular era el espacio de encuentro tras largas y agotadoras jornadas de trabajo.
Un edificio en madera, en el centro, de dos pisos albergaba a la administración, recreando y centralizando el poder del patrón por sobre los obreros, así el rústico urbanismo de este campamento entrega una lectura clara y precisa de la jerarquía que existió en aquella época.
Esta construcción de un tratamiento mucho más elaborado a diferencia de las habitaciones de obreros ejecutadas en tabla aserrada, a dos aguas que se ha podido recrear mediante las fotografías que nos entrega la investigación de Fernando Koch.
Sin duda, muchos añoraran la vida al interior del Boca Norte, ahora solo esta en los recuerdos de los descendientes, aquellos que tuvieron la oportunidad de que sus abuelos trabajaran en la boca del dragrón.
[1] Arquitecto, © Magíster en Historia de la Universidad de Concepción. Diplomado en Gestión cultural.

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