martes, 22 de abril de 2008

El ingeniero que diseñó del viaducto del Malleco


Escrito por Adonis Subiabre
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Aurelio Lastarria nació en Santiago de Chile en 1844, fue hijo del matrimonio formado por el conocido intelectual y político José Victorino Lastarria y su esposa, Jesús Villarreal. Estudió en el Instituto Nacional y enseguida en la Universidad de Chile. Posteriormente continuó su formación profesional en la Universidad de Gante, en Bélgica, donde se destacó como un alumno brillante, obteniendo allí su título de ingeniero.
Aunque recibió atractivas ofertas de trabajo en Rusia y en Francia, vuelve a Chile, trabajando como ingeniero ayudante en el Ferrocarril del Sur y en algunas obras fiscales en Valparaíso. Contratado en 1869 por Enrique Meiggs, viajó al Perú, donde se desempeñó, como ayudante del famoso ingeniero polaco Enrique Malinowski, en el estudio y construcción del ferrocarril de Lima a Oroya. Posteriormente se hizo cargo de la construcción del tramo que uniría El Callao con San Pedro.
Retornó a su patria en 1872, realizando otros estudios que se le encargaron, entre ellos los referentes a algunas inversiones agrícolas en la zona de Valdivia y del ferrocarril urbano en Santiago de Chile.
En 1873 vuelve al Perú, ya que es contratado por el empresario de ese país Dionisio Derteano para revisar y dar carácter definitivo a los cálculos y diseño de ingeniería de las represas de Huarochiri en el río Rimac. Terminados los estudios de estas importantes obras, fueron aceptados por la autoridad competente e iniciados los trabajos de construcción en 1875.
El diseño conceptual utilizado por Lastarria en este proyecto marcó un hito en el diseño de embalses ya que era genuinamente innovador. Concibió realizar las presas con planchas metálicas, apoyadas en pilares de fierro empotrados en la roca original, en vez de una solución en albañilería como era la costumbre. De hecho, la solución inicial prevista para estas obras por las autoridades peruanas era precisamente en albañilería. Las principales ventajas de esta solución eran su mayor facilidad constructiva y su menor costo final. Aceptada la propuesta del Sr. Derteano de acuerdo al diseño ya comentado, se ejecutaron satisfactoriamente, con la activa participación del profesional chileno. Dada su originalidad y al ser las primeras represas de este tipo, recibieron numerosos elogios de hombres de ciencia de distintos países del mundo.
Una vez finalizadas las represas del Rimac, el señor Derteano lo contrató para que dirigiera su hacienda de “Palo Seco” ubicada en Chimbote, con el encargo especial de materializar un sistema de regadío similar al que en época remota había construido y utilizado el imperio de los incas en ese sector, desafío que Lastarria cumplió a cabalidad.
De nuevo en Chile, después de trabajar en otro proyecto importante como fue el muelle y malecón de Talcahuano, fue trasladado al norte. Allí terminó el estudio e inició las obras tendientes a surtir de agua, desde Pica, a la localidad de Iquique, como asimismo la elaboración de gran parte del trazado de esta ciudad. Durante su permanencia en el norte llevó a cabo un estudio de un ferrocarril desde Chile a Bolivia, el que se iniciaba en Iquique, pasaba por Oruro y llegaba a La Paz. Ejerció también la administración de los ferrocarriles de Tarapacá y aunque pasaban por una difícil situación, siempre cubrieron satisfactoriamente sus compromisos económicos. Incluso, presentaron un superávit de más de doscientas mil libras esterlinas, en un plazo de quince meses, lo que habla muy bien de sus dotes de buen administrador.
Posteriormente continuó trabajando para los ferrocarriles, desarrollando estudios del tramo Santiago Valparaíso. En esa época fue comisionado por el Gobierno y por la Municipalidad del puerto para que inspeccionara el proyecto de alcantarillado que construía la compañía inglesa concesionaria de estas obras y vigiló su construcción hasta su término.
El año 1883 es importante en su vida pues es nombrado Ingeniero Jefe de los Ferrocarriles de la Frontera, designación que lo lleva a la zona de la Araucanía y a la quebrada del Malleco. Para atravesarla y poder continuar con el ferrocarril hacia el sur de Chile, sería necesario materializar un viaducto de proporciones colosales.
Encargado el diseño del viaducto del Malleco a Aurelio Lastarria, su diseño y cálculo estructural le demandó un trabajo laborioso, largo y difícil. Ello obedece a que en ese entonces no se disponía de las calculadoras electrónicas ni los computadores con los que contamos en la actualidad y por tanto los cálculos y los planos se elaboraban manualmente. Para este puente, el distinguido ingeniero chileno hizo dos diseños: uno de viga continua y otro de vigas independientes, siendo el primero de ellos el que en definitiva se materializó.
Cabe destacar que Lastarria se negó a recibir un honorario adicional por este trabajo, pues lo interpretó como propio de su puesto en el servicio de ferrocarriles. El inspirado y atrevido diseño de esta extraordinaria obra de ingeniería le significó largas discusiones con algunas autoridades y con otros expertos tanto en Chile como en el extranjero, ya que era considerada demasiado inaudita y riesgosa, no solo en cuanto a su fabricación y construcción -incluido el transporte de la estructura metálica hasta un país tan lejano- sino también respecto a su estabilidad, durabilidad y seguridad.
Lograda la autorización para proseguir adelante con el proyecto, llamó a una licitación internacional, invitando a licitar a 8 compañías constructoras de primera categoría a nivel mundial, entre ellas la de Gustavo Eiffel. Después de superar una serie de dificultades, el trabajo fue finalmente asignado a la reconocida empresa francesa Schneider & Cie del Creusot. El contrato respectivo se firmó en París el 20 de Diciembre de 1886.
Estando en plena construcción el viaducto del Malleco, en el mes de Julio de 1888, Aurelio Lastarria enfermó de gravedad, falleciendo a los pocos días a la temprana edad de 43 años, sin poder ver concluido el hermoso y atrevido puente que había concebido. El exceso de trabajo, las preocupaciones y las inclementes condiciones climáticas imperantes en ese invierno en la zona sur, terminaron con su salud y con su vida.
La desaparición del distinguido profesional fue sentida también en otros países ya que organizaciones de renombre internacional como el Instituto de Ingenieros Civiles de Londres lo contó entre sus integrantes y la Sociedad Geográfica de Roma lo honró con la designación de Miembro Correspondiente. De acuerdo al testimonio de distintas personas que lo conocieron en vida, sus cualidades personales más sobresalientes fueron su extraordinaria inteligencia, su energía y capacidad de trabajo a toda prueba y su acrisolada honradez.
En la parte final de una detallada descripción del viaducto del Malleco, hecha por el ingeniero Luis Sacleux y publicada en el diario El Colono de Angol, en Octubre de 1890, se señala textualmente:
“Poseemos pues en el viaducto del Malleco una obra notable, soberbia, maestra, que puede clasificarse como de primer orden a cualquier punto de vista que se la considere. Pero si la obra se puede clasificar por medio de las de primer orden de su clase, lógico es que el nombre de su autor, V. Aurelio Lastarria, tenga derecho a figurar al lado de los más grandes ingenieros que han existido y existen; tal es por lo menos el humilde concepto del que suscribe”.

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